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Lo ideal es ver esta película sin saber absolutamente nada de su argumento porque parte de su encanto radica en sentirte completamente descolocado hasta que logras darle sentido a lo que vas viendo. Sí se puede avanzar que se sitúa en el presente (año 2009) y la cámara "fisga" el día a día de una familia que vive en un chalet en las afueras de alguna gran ciudad. También conviene adelantar que se trata de cine de autor, que al director le gusta enseñarnos situaciones sin narrar, jugar con el fuera de campo, provocar con lo que cuenta y con cómo lo cuenta con su cámara para que nos sintamos incómodos y que de inicio a fin se ve lo que va pasando con la incertidumbre de entender qué está ocurriendo y qué va a ocurrir. Si algo es Lanthimos es un director que te remueve en tu asiento con cada una de sus películas, así que al menos no deja indiferente y en este caso incluso invita al debate (es apropiado lo que vemos o es profundamente perverso e inhumano). Eso sí, acercarse a una película como ésta ha de ser porque te gusta el cine no sólo como entretenimiento, sino como experimentación. En su día conquistó todos los Festivales en los que se presentó y fue nominada al Óscar a mejor película de habla no inglesa.