Actualmente, el tratamiento de muchos desórdenes psicológicos es problemático debido a que no existen medicinas adecuadas para ello, ya sea porque encontrar la dosis es difícil o porque las sustancias que se utilizan tienen efectos secundarios casi tan indeseables como los problemas ocasionados por el desorden mismo. Por lo tanto, la investigación psicofarmacológica sigue siendo un área que recibe mucha atención. Uno de los desórdenes cuyo tratamiento ha sido complicado es el Desorden de Ansiedad Social o SAD, por sus siglas en inglés. Dicho desorden en uno de los más comunes dentro del espectro de condiciones relacionadas con la ansiedad. Esta condición impide la adaptación adecuada de las personas que lo padecen en situaciones sociales cotidianas. A largo plazo y de no recibir el tratamiento adecuado ocasiona disfunciones importantes, discapacidad y pérdida de productividad. Las medicinas disponibles en la actualidad para tratar el SAD controlan el trastorno de forma bastante pobre –solo alrededor del 30% de los pacientes logran cierta recuperación sin sufrir síntomas secundarios por su consumo. Algunos pacientes con dicha condición son más propicios a “automedicarse” el uso de marihuana (Cannabis sativa) para disminuir los efectos de los eventos de ansiedad.
Cannabis sativa. Ilustración de Otto Wilhelm Thomé tomada de Wikimedia Commons.
El problema con la marihuana es que tiene un efecto paradójico. Es decir, los usuarios de Cannabis reportan que su consumo les ayuda a disminuir la ansiedad pero, por otro lado, los episodios de ansiedad intensa o pánico son uno de los efectos indeseables del consumo de marihuana. Al parecer, la diferencia entre ambos estados radica en la cantidad que se consuma de uno de los componentes mejor conocidos de la hierba: el Δ9-tetrahidrocannabinol (Δ9-THC). Dosis bajas de Δ9-THC tienen efectos ansiolíticos (que disminuyen la ansiedad) mientras que dosis elevadas de dicho componente tienen efectos ansiogénicos (que incrementan la ansiedad).Por otro lado, otros componentes de la hierba parecen tener efectos antagónicos. El cannabidiol (CBD) parece tener exclusivamente efectos ansiolíticos e incluso disminuir el efecto ansiogénico del Δ9-THC. Así que si el CBD tiene un efecto ansiolítico podría ser un componente efectivo en el tratamiento del SAD. Algunos estudios de Tomografía Computarizada por Emisión de Fotones Individuales sugieren que ese podría ser el caso.Considerando lo anterior, un grupo de 14 investigadores liderado por Mateus M Bergamaschi (asociado a 3 universidades brasileñas) se dieron a la tarea de probar los efectos de la administración de una dosis de CBD en pacientes con SAD y pacientes control (sin SAD) en un contexto en el que los pacientes simulaban dar un discurso frente a un público.El modelo experimental para inducir la ansiedad mediante la simulación de un discurso tiene una validez experimental bastante razonable: el miedo a hablar frente a un público es una manifestación fundamental del SAD.Un total de 24 sujetos participaron en el estudio-12 con SAD y 12 controles. Los pacientes con SAD recibieron ya fuera una dosis de 600 mg de CBD o un placebo. Los controles no recibieron ninguna substancia. Ninguno de los participantes tenía historia de consumo de marihuana durante el año previo y ninguno la había consumido más de 5 veces en su vida. El CBD fue amablemente proporcionado por un laboratorio farmacéutico británico, fue disuelto en aceite de maíz y después encapsulado. Unas cápsulas que únicamente contenían aceite de maíz fueron utilizadas como placebo.
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Bergamaschi, M., Queiroz, R., Chagas, M., de Oliveira, D., De Martinis, B., Kapczinski, F., Quevedo, J., Roesler, R., Schröder, N., Nardi, A., Martín-Santos, R., Hallak, J., Zuardi, A., & Crippa, J. (2011). Cannabidiol Reduces the Anxiety Induced by Simulated Public Speaking in Treatment-Naïve Social Phobia Patients Neuropsychopharmacology, 36 (6), 1219-1226 DOI: 10.1038/npp.2011.6