Si en Italia la cantata surge como un género de carácter profano, en Alemania la vinculación entre música e Iglesia que se produce tras la reforma luterana, nos permitirá encontrar un gran número de cantatas de carácter religioso.
Los compositores de capilla eran obligados por contrato a componer cantatas para todos los domingos y días festivos del año, lo que suponía una ingente cantidad de música y texto para unas imprentas musicales que aún por desarrollar, sólo imprimían los textos de estas sin la música. Por este motivo hay un gran número de cantatas que no han llegado a nuestros días.
En Alemania, el compositor por excelencia de cantatas es Johan Sebastián Bach, no por el número de estas (alrededor de 295 frente a las casi 2000 de Graupner), sino por resultar una síntesis perfecta de toda la música vocal barroca, y por la grandeza de poder expresivo de su música.
La cantata solía interpretarse inmediatamente despues de la lectura del Evangelio.
Bach compuso 5 ciclos (una para cada año) de cantatas, es decir, unas 300 cantatas de las que se conservan 203.
En Suiza se inauguró un proyecto para interpretar una cantata de Bach al mes: el proyecto tendrá una duración de casi 17 años.
Sin embargo, el compositor más prolífico conocido y record en el libro Guinness (no solo por las cantatas) fue el alemán Telemann (1681-1767). Compuso 12 ciclos de cantatas, unas 1400 cantatas.
El record absoluto en la composición de cantatas lo tiene Johann Christoph Graupner (1683-1760). Compuso 1457 cantatas (de las que se conservan 1418). Emplearíamos casi 122 años en escuchar todas, a razón de una cada mes. Graupner fue también famoso por la calidad de su caligrafía.
Cantata "Suspiros y llantos, sus ojos cansados", de Graupner:
Si bien Bach nunca llego a interesarse por la ópera, fue Haendel quien se dedico durante más de treinta años a la composición en este género mostrando un inesperado talento dramático y un profundo conocimiento del hombre.
Y, para terminar, quizás una de las cantatas más famosas de J.S. Bach: "La cantata del café"
En un establecimiento muy conocido, el Café Zimmermann de la Calle Catalina, Bach ofreció durante diez años sus conciertos públicos a la cabeza del Collegum Musicum universitario; estas audiciones eran al aire libre únicamente durante los meses de verano, en el Jardín Zimmermann de la Puerta de Grimme, los miércoles entre las cuatro y las seis de la tarde. Es facil imaginar que la cantata nació en este medio.
La " Cantata del café", frívola historia de Lieschen, niña caprichosa apasionada por el café, que no se deja intimidar por su padre gruñón, y que sólo ofrece renunciar a su vicio ante la promesa de un esposo, debió provocar comprensivas sonrisas, no sólo en el Café Zimermann sino en la casa misma del cantor. Bach dibujó el cuadro plástico de dos personajes de caracteres opuestos con mucho humor y arte consumado de la pintura musical