Revista Filosofía

Capitalismo antropológico.

Por Juanferrero
En la tercera serie de estas variaciones hemos defendido que lo que define lo humano es la conservación de útiles, y que curiosamente mientras se conservan son, "trastos inútiles", la pregunta que inmediatamente nos asalta es qué ha cambiado en esos individuos de alguna especie de las primeras del género Homo para conservar "inutilidades". Pero esta conservación comprende que el útil, la herramienta se convierta en signo, y que es el primer paso para configurar lo que debe ser un lenguaje, modos de expresión no asociados al contenido, sino que pueden como signos relacionarse con otros signos, lo que conformaría un modo de expresión al margen del contenido concreto que, en tanto, que útil está completamente determinado, pero en cuanto no es exactamente un útil, el contenido como tal es problemático. Esto es lo que nos hemos referido en la medida que una solución conservada, liberada del problema que la ha suscitado plantea otros problemas, o al menos potencialmente, y el primer problema es que la "cosa" ora es un útil, ora es un signo, ora es una solución ora es un problema por sí mismo, pero si no fuera porque llevaría a confundir la cuestión cabría decir que el problema, como la cosa conservada es una inutilidad (en realidad este problema utilidad-inutilidad, es de la distinición arte-técnica).
El planteamiento permite señalar la eficacia de utilizar los términos expresión y contenido para el análisis ontológico de lo que hacemos. De la expresión podemos decir que a su vez puede considerarse una forma y un sutrato, lo mismo que del contenido. Si esto es así para lo que quizá nos haga humanos, también lo es para algo mucho más sofisticado, actual, como el análisis financiero.
En Dinero, crédito bancario y ciclos económicos del profesor Jesús Huerta de Soto hay un análisis del depósito irregular a la vista que ocupa los tres primeros capítulos, y la idea que desarrolla es muy sencilla, si alguien decide que otro le custodie su dinero, éste debe mantener íntegro el total de lo que ha sido custodiado, es lo que se denomina mantener un coeficiente de caja del cien por cien. Si en mi libreta de depósitos a la vista hay un asiento, expresa una cantidad ésta presupone un contenido en manos del que guarda mi dinero. Pero cuál es la forma del contenido de este dinero, en el caso de los primeros humanos estaba claro, era un trozo de piedra más o menos interesante, pero en el caso de un depósito a la vista es papel moneda, qué difícilmente tiene alguna cualidad como contenido parece que se analiza mejor de lado de la expresión, es más bien un tipo de notación el mismo, no solamente el asiento bancario, que depende más de toda una trama sígnica sostenida por aquél que emite papel moneda, en el caso de España el Banco Central Europeo. La pregunta vuelve a ser y cuál es el contenido que vuelve a presuponer este papel moneda, la respuesta es que no presupone más que la confianza en las instituciones (la del Banco Central Europeo) por la misma caracterización del dinero, al denominarlo fiduciario. Por tanto el contenido, si es algo concreto no puede ser el de instituciones en las que confiamos, se confía en una persona, y en cada caso será aquél que le pone valor en forma de interés al dinero, el señor Trichet Presidente del Banco Central Europeo, en este caso, lo que hace de las finanzas una forma de expresión que elude constantemente lo que ha de suponer un contenido, y quizá porque como afirman los teóricos de la Escuela Austríaca lo que no se tiene es una teoría del capital, como contenido que ha de presuponer necesariamente. Pero que el contenido de mi asiento bancario, como depósito a la vista dependa de la confianza en el buen uso del entendimiento y voluntad de una persona, es algo que los seres humanos han evitado sabiamente, y la prueba de ello es que si la expresión adopta muchas formas y se institucionaliza, en forma principalmente del lenguaje, el contenido también, y en el caso del dinero es principalmente un contenido que ha sido seleccionado por sus características y que es el mejor de todos los practicados hasta ahora como presupuesto de todas las transacciones expresadas en forma sígnicas más o menos complejas y no es otro contenido que el oro (al fin y al cabo una piedra). Que el contenido de la expresión de un asiento bancario sea el recto y buen juicio de una persona, tiene un problema y es que es bien sabido que el buen y recto juicio de una persona es, aunque no lo mismo, indistinguible de la forma de expresión que lo desarrolla.
Y lo que demuestra los primeros capítulos de la obra citada es si algo se demuestra variable, equívoco e incluso producto de la mala fe es el juicio. Y la única manera de hacer un buen uso del juicio es aprender de como efectivamente se han seleccionado las prácticas más adecuadas para conseguir la cohesión social, y nunca pasan por las voluntades y entendimientos que se arrogan (de manera fatal) dirigir los juicios las voluntades de otros, y enmendarles el entendimiento.

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