- Sir de Owen, necesitáis alguna cosa más?
- No no gracias, Smith
Sir Clive de Owen podía pasar días enteros encerrado en su vastisima biblioteca, era además el encargado de velar por la colección de volúmenes que se guardaban en las dependencias anexas a Palacio.
Precisamente en esas dependencias había empezado a coincidir con una ensimismada Lady Star, la estrella, la fiel y silenciosa portadora del Sello.
Al principio se habían cruzado despistadamente en algunos de los pasillos. Pronto él empezó a seguirla y querer saber los libros que escogía. Le sorprendía la cantidad de temas tan variados por lo que se interesaba. A medida que la conocía a través de sus lecturas parecía sentirse más unido a ella. Sin embargo, Star permanecía completamente ajena, incluso creía que le evitaba. Hasta su preciosa pastora alemana se tensaba en su presencia y le gruñía, todo un parapeto para proteger la calma en el corazón de la lady.
Todos los fosos y murallas imaginables construidos a su alrededor. Algo debía de haberla herido tanto como para querer escapar, algo que la hizo arribar en la Isla y quedarse.
Reflexionó sobre cómo habían acabado todos alcanzando la Isla, como si la magia que salía de Palacio extendiera sus brazos para tocarles y hacerles sentir la necesidad de buscarla. Una magia con voces de sirenas que no conducían al desastre sino a la Salvación.
Sin darse cuenta estaba caminando hacia la Sala, el lugar donde guardaban el libro del origen del Reino de Jatte.
El libro que recogía las secretas coordenadas para llegar, para que los que habían sido elegidos alcanzaran la Isla. Cruzando los mares tormentosos y los cielos oscuros, venciendo a los vientos implacables.
Acarició el ornado lomo y lo abrió como debía abrirse el libro, sin elegir la página, dejando que él decidiera el saber que deseaba transmitirte. Para su sorpresa apareció una pagina en blanco.
- No puede ser!
Se acercó para mirarla con más detalle, en una esquina había una pequeña inscripción, casi invisible salvo para ojos avezados, en la antigua lengua de la Isla
"Derriba sus murallas, mago"
Supo que no debía esperar más
To be continued
Rosemunde Lovelace