Revista Arte
El Recién Nacido (The Newborn), 1920. Bronce pulido. 14,6 x 21 x 14,6 cm. Constantin Brancusi. The Museum of Modern Art (MoMA), Nueva York.
Lo esencial, formas ovoides, superficies pulidas, y mucha vida. Es lo que ofrece Brancusi, escultor rumano afín al movimiento del organicismo.
"El recién nacido" es una obra donde los elementos se reducen al mínimo. Un ovoide de bronce dorado con una pequeña arista y un corte circular emulan el ojo, la mejilla y la boca abierta en el gran llanto de la llegada a la vida. Elementos sutiles que sin embargo nos trasmiten todo lo que aquel momento supone. Una nueva vida, un nuevo ser en el mundo, tan acorde a la obra de Brancusi. Siempre relacionado con lo orgánico, con el amor, con la génesis de la vida; obras como "El beso", "la Princesa X". Siempre un nacimiento, nunca una muerte.
Fundió una cabeza independiente del cuerpo, esta vez ya sin tan siquiera cuello. Rosalind E. Krauss decía en su libro Pasajes de la escultura moderna "Brancusi afirma radicalmente que la obra es un objeto parecido a una célula: separado, en términos de su contenido, de la estructura del cuerpo completo".
No emula a la naturaleza y sin embargo es la esencia de la misma.
Existen varias versiones de esta obra. Algunas más en bronce, otras aleaciones de bronce y acero inoxidable, en mármol, y primeras versiones en madera.