Generalmente se escucha y suele hablar del denominado y muy conocido instinto materno, aquellas características típicas de una madre en relación a su embarazo y a su bebé y la facilidad de interpretar que es aquello que necesita, ajustando su modo de vida para satisfacer las necesidades de su niño.
Lo cierto es que a los padres también les pasa, en diferente medida, algo similar, por eso también hay que respetar las características del instinto paterno, ya que son muchos los varones que desarrollan conductas de apego con sus bebés, inclusive al punto de sentir cambios en su cuerpo al igual que la madre, volviéndose experto a la hora de entender a su hijo, calmando su llanto, alimentándolo, haciéndolo dormir y jugando con él la mayoría del tiempo.
En casos extremos entre las características del instinto paterno se puede evidenciar malestar físico parecido a los que enfrenta la madre durante el embarazo, como por ejemplo mareos y vómitos mientras el niño está en gestación, dado que éstos padres en particular se familiarizan mucho con su papel y se solidarizan sumamente con sus parejas.
Las características del instinto paterno están relacionadas con la liberación en el organismo de sustancias como el estradiol, un tipo de estrógeno que hace que los hombres sufran una serie de cambios hormonales y que sientan tanto felicidad como ansiedad con la llegada de su bebé, volviéndolos más cuidadosos y tiernos receptivos al cuidado del pequeño ser que entra en sus vidas.
Lo negativo es que muchas veces las características del instinto paterno se ven opacas o en su mayoría limitadas en relación a la sociedad en la que vivimos actualmente, que en ocasiones condena ciertas actitudes tachándolas de femeninas, por lo que un hombre que sienta ternura por su bebé y lo demuestre puede sentir temores de verse “blando” frente a otros hombres, por lo que puede comenzar a intentar disimular éstas actitudes, algo que no se aconseja en lo más mínimo, ya que el cuidado y afecto que un niño reciba de su padre será un pilar clave para su desarrollo feliz.
Vía | Edukame
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