El victimismo es una actitud que elegimos cuando nos sentimos que no nos salen las cosas como queremos. Entonces, decidimos abandonar y pensar que no hay nada en nuestras manos que podamos hacer: nos convertimos en víctimas de un poder incontrolable.
Viejo con la cabeza en sus manos (En las puertas de la eternidad) – Vincent van Gogh
Nos sentimos desvalidos, frágiles y desmotivados. Creemos que somos incapaces de tomar el control y por tanto nos quedamos quietos, estancados. A diferencia de la humildad, el victimismo nos genera impotencia, rabia y nos hace sentirnos mal.
Me gustaría destacar un mínimo de características propias de esta actitud:
- Es opcional
Ante todo me gustaría resaltar el carácter opcional que tiene. Ante un hecho con resultados no deseados, podemos elegir asumir el control de nuestro poder y seguir intentando aquello que nos propusimos, o podemos dejarnos abandonar.
Es una elección nuestra el hacernos víctimas o convertirnos en luchadores de nuestros sueños.
- Es usado para justificarnos
Cuando somos victimistas, usamos una gran cantidad de excusas para justificar nuestros actos. En todas ellas, siempre evitamos nuestra responsabilidad o intervención. Así como creemos que no podemos hacer nada, pensamos erróneamente que no tenemos nada que ver en nuestras conductas.
De esta manera huimos de la responsabilidad y por tanto también de la libertad que lleva aparejada.
- Es inmovilista
El victimismo nos deja estancados. Al creer que lo que intentamos siempre nos sale mal o diferente a como queremos, preferimos hacer no hacer nada. Esta pasividad hace que no podamos madurar ni crecer como seres humanos.
Este hecho nos hace quedarnos con una “visión” que no ha crecido y por tanto a relacionarnos con el mundo de una manera más propia de fases anteriores de nuestra vida.
- Baja la autoestima
Nuestra autoestima se ve resentida si pensamos que no tenemos el poder suficiente de conseguir nuestras metas. Se entra entonces en un círculo vicioso muy peligroso. Al bajarnos la autoestima, generamos más pensamientos de incapacidad e importancia, lo que vuelve a redundar en más bajada de autoestima.
El resultado es una persona que no se quiere, no confía en sí misma y por tanto se rechaza.
- Genera soledad.
En el fondo, el victimismo genera un gran dolor. Si tomamos conciencia de nuestro estado victimista, podemos darnos cuenta del malestar que nos causa, del autorechazo, y de lo solos que podemos llegar a sentirnos.
Esta actitud que nos hace no responsabilizarnos de nuestros propios actos y poner excusas puede llevarnos a ser rechazados por otras personas y por tanto a sentir una gran soledad.
He querido describir las cinco características más fácilmente observables de nuestra actitud victimista. Creo que pueden llevarnos a reflexionar y no caer en sus garras o intentar salir si estamos dentro.
Ante el victimismo, debemos ser conscientes de nuestros recursos y poder interno para luchar por nuestros sueños.