La “cosecha donostiarra” empieza a dar sus primeros frutos, y cuando aún no se han cerrado sus diferentes secciones, ya hay películas proyectadas en las mismas que empiezan a llegar a las pantallas comerciales. Es el caso de “Carancho”, último film del director argentino Pablo Trapero, que, como miembro del jurado de la Sección Oficial, no ha podido presentar (por obvios motivos) su film en dicho apartado, pero sí en la no menos prestigiosa e interesante Zabaltegi-Perlas de otros festivales. Y que, además, se trata de una cinta que, habiéndose estrenado en su país de origen hace ya algunos meses, viene acompañada de referencias críticas más que estimables. Si a todo ello le sumamos la presencia, al frente de su reparto, de un hombre que se ha ganado, a lo largo de los últimos años, un prestigio y una popularidad más que estimables en nuestro país, como es Ricardo Darín, ya deberíamos tener ingredientes más que sobrados para augurar una buena marcha a este film argentino. Pero (y es que siempre hay un pero —e incluso más de uno...—) no todo son perspectivas bondadosas en la carrera comercial que ahora emprende esta película.
La trayectoria de Pablo Trapero nos muestra que su cine, centrado más en la denuncia social y en la inducción a la reflexión sobre temas de calado colectivo que en las historias de corte dramático más convencional, siempre ha tenido una excelente acogida en festivales y entre la crítica, pero tales “bondades receptivas” no han venido acompañadas de resultados de taquilla en consonancia. No es el primero, ni es el único: casos como el suyo también son constatables en nombres como Ken Loach, Aki Kaurismäki o Emir Kusturica (por nombrar a otros cineastas bastante significativos). En el caso de “Carancho”, su componente argumental (un cruce entre el drama romántico que se plantea con la relación entre sus protagonistas, y la denuncia de un fenómeno que, al parecer, está bastante extendido en Argentina —el de las corruptelas que se tejen alrededor del aseguramiento de accidentes—) no apunta, al menos en principio, a un público de corte muy minoritario; pero está claro, eso sí, que no es la última de Judd Apatow... ¿Resultados? A comprobar. Ojalá el carancho (que, al fin y al cabo, y aun siendo un ave carroñera, es bastante más hermoso que el buitre —Trapero dixit—) alcance un vuelo alto.
* APUNTE DEL DÍA: volvemos de nuevo con la panorámica de los estrenos para la próxima semana; el enlace, aquí.
* Apuntes sobre el cine que viene L.-