El proceso de refinación se aplica a otros granos nutritivos integrales, tales como el maíz y también el arroz. Muchos de nosotros sólo experimentamos estos granos enteros de forma nutritiva cuando se convierten en harina refinada y se utilizan para hacer los alimentos procesados como cereales comerciales para el desayuno, panes, tortillas, arroz blanco y la comida chatarra. Estos carbohidratos desnaturalizados nos brindan pocas probabilidades de ayudar en el mantenimiento de la energía.
Así, los hidratos de carbono verdaderamente malos son los que ofrecen poco en el camino de la nutrición y que, además, implican y aportan una gran cantidad de azúcares simples, desestabilizando los niveles de energía en el cuerpo. Ejemplos de los malos alimentos que contienen carbohidratos malos son los elaborados con azúcar refinada y la harina refinada, como caramelos, pasteles, panecillos y pan blanco, en los cuales no hay nutrientes y falta de energía constante.
Obtener energía de carbohidratos buenos
La imagen favorita por los especialistas para explicar la digestión de los hidratos de carbono es pensar en una fogata. Los carbohidratos complejos, son como los buenos palillos, que nos ayudan a mantener las llamas del fuego encendido fácilmente y de manera constante durante mucho tiempo. Los carbohidratos malos, son como aquella leña mojada, que sólo complica el encendido y nunca logra obtenerlo de forma óptima.
Lo mejor para incorporar los carbohidratos en nuestra dieta diaria es saber cual es la cantidad necesaria de cada uno de ellos, según nuestros requerimientos energéticos.
Una dieta balanceada incluye carbohidratos de los dos tipos, pero más de uno y menos del otro, junto con la ingesta de aquellas grasas saludables para el organismo y las proteínas. Aquellos de nosotros que queremos estar sanos y ponerse en forma y permanecer allí, tenemos la necesidad de tomar las ventajas nutritivas que nos ofrecen los tres grupos de alimentos.