Revista Música

Cariño por ‘Operación Triunfo’, indiferencia por ‘La Voz’

Por Popelera

Operación Triunfo Reencuentro

Ahora que estamos en una vorágine televisivo-musical en la que encontramos en parrilla programas como ‘Tu cara me suena’, ‘La Voz’ u ‘OT: el reencuentro’, es hora de analizar por qué quince años después los protagonistas de este último talent-show siguen siendo conocidos en toda España (independientemente de su mayor o menor presencia en el mundo discográfico), pero cada vez que termina una edición de ‘La Voz’ nos olvidamos de todos y cada uno de sus concursantes.

La respuesta es simple y se incluye detrás del formato del célebre ‘Operación Triunfo’. Este programa siempre trataba de acercar sus concursantes, normalmente dieciséis, al público. No obstante, en algunas ediciones siempre sacaban alguno más que finalmente se quedaba sin entrar en la academia en el primer programa, simplemente algo anecdótico. Se trataba de un grupo de gente que el público puede retener en su mente y entre los cuales selecciona a sus favoritos y a sus concursantes más odiados. Ahí estaba el verdadero aliciente del programa, en ver cómo aquellos que más te gustaban se erigían favoritos y se salvaban de la nominación y de la expulsión. Paralelamente, recuerdo indignarme enormemente cuando mis favoritos se iban y se quedaban aquellos que menos me gustaban.

Y es que todo eso es algo que no se vive en ‘La Voz’. Aunque siempre hay algunos cantantes que te gustan más que otros, ciertos concursantes cuyo estilo te es más cercano que el de otros, y actuaciones mucho más vistosas (a pesar de decir que solo se centran en la voz), cuando alguien que te gusta abandona el programa no te sientes tan dolido, por decirlo de alguna manera. Evidentemente, no nos afecta que nuestros favoritos abandonen el programa, pero sí esperamos que puedan llegar lejos para nuestro disfrute personal como televidentes.

Ese deseo era mucho más fuerte con ‘Operación Triunfo’ porque, por lo general (al menos en las ediciones más relevantes), llegar lejos era sinónimo de sacar un disco que luego podrías comprarte y disfrutar (hoy en día implicaría escuchar su álbum en las plataformas de streaming como Spotify). Pero no es así, cuando ‘La Voz’ acaba, con suerte puedes llegar a oír temas de algunos de sus cantantes. En efecto, varios artistas han conseguido hacerse un hueco en el panorama musical actual, como Antonio José. Pero la mayoría de ellos no han conseguido que su carrera musical despegue, al menos, a nivel nacional.

Todo esto es consecuencia de un hecho muy simple: los protagonistas de ‘OT’ eran los propios concursantes (al margen de participaciones tan polémicas como las de Risto Mejide en una edición y media), mientras que los protagonistas de ‘La Voz’ son los coaches. ¿Por qué? Porque en ‘Operación Triunfo’ no había nada más que 16 concursantes a los que les podías seguir la pista. Además, los íbamos perdiendo de forma gradual; uno cada semana y no un número considerable de golpe cada día como en ‘La Voz’. En definitiva, se trataba de 16 concursantes cuya evolución era observable y, en la mayoría de las ocasiones, hasta enormemente sorprendente. Es más, quién nos diría a día de hoy que Bisbal iba a llegar tan lejos como ha llegado con una evolución discográfica tan digna (y lo dice alguien que no es fan), que Rosa estaría participando en ‘Tu cara me suena’ y Chenoa sería jurado del mismo programa. Incluso que Gisela se haría youtuber o que Natalia, a pesar de ser de las primeras expulsadas, estaría preparando actualmente un recopilatorio de éxitos.

Coaches de La Voz

La Voz,’ por el contrario, no se dedica nada más que a ofrecer grupos de concursantes numerosísimos en los que cada año vemos pasar a tantos cantantes en las “audiciones a ciegas” (aún fase de casting a pesar de que se televise) que los espectadores se sienten sobrepasados. En verdad, es algo completamente lógico teniendo en cuenta que, cuando esta primera etapa concluye, los coaches reúnen entre sus diferentes equipos un total de 64 participantes. Al final, ya no sabes con qué coach está ese chiquillo joven que tocaba el xilófono o esa muchacha con rastas que cantaba tan bien.

Es más, ¿cómo va a hacer caso el público a semejante horda de concursantes, si necesitan los dedos de toda la familia para contarlos? Ni la industria musical, ni siquiera el propio público están preparados para escuchar a un número tan alto de músicos en potencia. Tendrán todo el talento del mundo, eso no lo discuto porque todos tenemos oídos para darnos cuenta de que la mayoría de ellos cantan sobradamente bien, pero eso no implica que el mundo musical esté preparado para un programa de ese calibre. Bajo mi punto de vista, sería más lógico hacerse con un pequeño casting al cual cuidar y enseñar para que todos pudiéramos ver su evolución y no hacer gala de un exhibicionismo vocal constante en cada uno de los programas.

Si del talent-show ‘Operación Triunfo’ todos hubieran acabado encontrando su oportunidad, la cosa habría temblado un poco porque de repente habría 16 candidatos más para el mercado musical cada año. Pero, ¿cómo preparar a un mercado en crisis para recibir a la friolera de 64 candidatos (sin incluir a los que no son seleccionados en las “audiciones a ciegas”)? De este modo, no sorprende que nos quedemos sin noticias de la mayoría de los concursantes en cuanto abandonan el programa porque, como ya he dicho, ni al público le da tiempo a cogerles cariño, a disfrutar con sus mejores actuaciones (con suerte, los que llegan a la final, habrán aparecido cuatro o cinco días en la tele), ni a la industria a preparar el terreno para lanzar a artistas nuevos con ideas frescas y un talento evidente. Por todo ello, es normal que quince años después se lancen varios documentales y se haga un concierto de reencuentro de la primera edición de ‘OT’, ya que al público sí le dio tiempo a empatizar con ellos (incluso con Geno y Mireia, las dos primeras expulsadas) y es que, aunque a muchos se les haya perdido la pista a nivel mediático, sí que han encontrado su nicho dentro del mercado musical.

Por Javier Silvestre.


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