Carla Bruni con niqab

Hoy, sábado, confluyen en las calles de París islamistas de toda Europa para protestar contra la ley francesa que entrará en vigor el lunes, 11, que prohíbe circular por espacios públicos con burka o niqab, prendas que cubren totalmente el rostro, aunque la segunda no tapa los ojos.

Los imanes convocantes creen que reunirán una marea negra de banderas negras del islam, con fieles y sus mujeres embozadas para advertir que no admiten ninguna ley terrenal opuesta a la islamista. Les acompañarán occidentales autoproclamados antifascistas.

Y aunque no todos los musulmanes defienden esas prisiones para la mujer, los más activos y visibles son los que exigen que puedan caminar así a cualquier hora todos los días del año quienes pueden ser, perfectamente, terroristas.

Varios muy sanguinarios huyeron envueltos en burkas en Reino Unido, India y Pakistán, por ejemplo. Pero las exigencias van más lejos: el líder islamista belga, jeque Abu Imran, un santón muy influyente entre los musulmanes europeos, anuncia en su llamamiento que muy pronto ondeará la bandera negra del islam en el Elíseo, y que Carla Bruni llevará niqab, como la mayoría de las francesas.

 Que no parezca extraño. El avivamiento religioso que convulsiona a numerosas organizaciones, líderes islamistas y sus seguidores, les hace creer que sus rezos harán que Alá les ayude a conquistar Europa, aunque confían también en la presión social.

Y un aviso de raíz histórica: Abu Imran proclama que conquistarán Poitiers, donde los musulmanes fueron rechazados tras invadir España, y, naturalmente, Andalucía. Curioso: el santón no dice de Al-Andalus, sino Andalucía.

Las alusiones a las banderas negras, a la restitución del Califato, las amenazas veladas sobre una bomba atómica del islam, e incluso el rechazo al laicismo francés exigiendo la sharia, indican que algo ominoso ronda París, Europa.

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SALAS ve una de las maneras de llegar.

 
 

Señale a Carla Bruni y a las mujeres que usted conoce, incluyendo a las feministas que defienden el uso del niqab, del burka y de sus variantes, como elementos multiculturalistas que deben mantenerse.