El pasado día 30 me tocaba ver mi segunda función de abono del Teatro Real. Se trataba de la tan cacareada Carmen de Calixto Bieito, aunque realmente sea de Bizet algo que parece que se nos ha olvidado, y que llegó en un delicado momento por motivos que todos conocemos, y en el que la sensibilidad hacia los símbolos nacionales, y hacia la unidad de nuestro país, está especialmente candente. Le cayó a Matabosch esta Carmen en el peor momento, y parece ser que se ha decidido "limar" la versión de Bieito por aquello de evitar una escandalera o el tildar de oportunista una producción que se estrenó hace unos cuantos años ya, y que realmente ha tocado en estas fechas por mera casualidad. Tenía muchísima curiosidad por ver esta Carmen, que me negué a ver en vídeo, aunque el material sobre la misma es abundante y facilmente encontrable. Quería llegar limpio de toda información a la función, para dilucidar por mi mismo lo que Bieito quería contar, y ver si la cosa era para tanto escándalo como me habían dicho. La verdad es que la función no escandaliza a nadie, y ya se ha quedado un poco viejuna en su planteamiento, pero sigue manteniendo interés, y reconozco que me sorprendió para bien como luego iré contando. No soy yo especialmente aficionado a las boutades de Calixto Bieito, pero cuando las cosas funcionan se debe reconocer, ya que como muchas veces digo, soy espectador desprejuiciado, y si lo que me cuentan me interesa lo expongo sin el mas mínimo problema.Me acerqué al Real con ganas de ópera, con ganas de Carmen, y con ganas de pasármelo bien, ya que Carmen por muy trillada que esté, reconozco que me pirra y que casi siempre que la veo ( además de haberla cantado, la he visto unas cuantas veces) disfruto en alguno de sus momentos. La velada fue francamente irregular, por lo musical no por le escénico, y salí decepcionado de una ópera que no nos puede dejar fríos, ya que Carmen es pura tripa y ciertamente impactante si se resuelve de manera afortunada. Esta producción me dejó gélido en practicamente la totalidad de las tres horitas que duró. Salí del teatro exactamente igual que entré y con ganas de escuchar una Carmen con fuste y que me hiciera revolverme en mi asiento, algo que para ser sinceros, no ocurrió en ningún momento.
Carmen se estrenó el 3 de marzo de 1875 en París, fue masacrada por la crítica, los críticos siempre metemos la pata, ya lo sé... Se dijo en su momento que la música era incomprensible, excesivamente moderna, su argumento demasiado dramático, y fue calificada de "españolada", por lo exagerado de su tipisimo. Tan solo un anciano que estaba entre el público llamado Franz Liszt, cuando acabó la representación, dijo que ese era el futuro de la música, casi nada... No le hizo caso ni Blas, y eso que Liszt gozaba de gran prestigio, prestigio que sirvió de poco, Carmen estaba sentenciada. La ópera no se pudo estrenar en Garnier por aquello de los diálogos y Bizet se tuvo que conformar con la Opéra-Comique, algo que ya lastró el estreno, considerándose un poco de segunda. Bizet nunza superó el fracaso de Carmen y un ataque al corazón acabó con su vida tan solo 3 meses después de su estreno, sin llegar a imaginar ni a ver el descomunal éxito que su ópera cosechó posteriormente. La pura realidad es que Carmen rompió estilos, e hizo saltar por los aires la rígida estructura de la ópera en su tiempo, siendo precursora del posterior Verismo, algo que en el momento de su estreno el purismo reinante fue incapaz de ver, apreciar y sobre todo tolerar, siendo el caso del estreno de esta ópera uno de los mas injustos y uno de los fiascos mas célebres de la historia de la música. Es cierto que la trama de Carmen es muy desmelenada, y abusa de la truculencia y la sexualidad por momentos, pero señores, con lo que vino después con Puccini, Carmen se queda en una reunión de postulantas a carmelitas descalzas, con una brutal escena final y una sensualidad muy bien plasmada en la partitura, pero bastante light en comparación con las obras veristas mas duras. La realidad es que los espectadores del momento no estaban preparados para Carmen. Bizet en su partitura plasmó de forma asombrosa la música española, y la psicología de sus personajes, algo que todavía andaba en ciernes y no estaba del todo asentado en la ópera. Toda la obra es ejemplar, y nada sobra o falta en ella, aunque el acto III se me haga un poco cuesta arriba, y eso que en él se encuentra una de mis páginas favoritas de la partitura, el Aria De Las Cartas. Otra cosa que caracteriza Carmen es el acompañamiento musical de lo que ocurre en escena cuando no se canta, hay momentos de orquesta sublimes, el primer encuentro de Carmen y Don José, es uno de los mas hermosos de la función a nivel orquestal, y el brío de toda la obra, hace que se nos pase en un suspiro. Carmen es de esas ópera como La Traviata, que nos pueden parecer que están muy quemadas, pero siempre se descubren cosas nuevas cada vez que la escuchamos, máxime cuando Carmen posiblemente sea la ópera mas grabada de toda la historia, con múltiples y variadísimas lecturas. No me gusta echar la vista atrás, ya que considero que comparaciones son odiosas, por tanto dejo al gusto del consumidor cual es su versión favorita de la insigne ópera de Bizet, y hoy libre de referentes, hablaré de la Carmen que vi en el Real el pasado lunes.





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Como nota aclaratoria decir que las fotos no se corresponden en su mayoría al elenco que esta crítica ocupa.
