Revista En Femenino

Carne de cañón en la tienda premamá

Por Evarey23

Recuerdo con ternura aquella mañana paseando por el centro de la ciudad. Nos habíamos levantado pronto y decidimos ir a desayunar fuera. Estábamos disfrutando nuestros últimos días como dos antes de pasar a ser tres. Era más que evidente que el equipo estaba creciendo y era cuestión de días.

Después de desayunar un café con leche para mi y un capuchino para él junto con dos “cruasanes” pusimo rumbo hacia ninguna parte. Pero un logo enorme se cruzó en mi camino. El logo de Mothercare (tienda de premamás de Inglaterra). Ese logo. Grande. Diseñado para que las mujeres hiperembarazadísimas le digan a sus parejas, como hice yo, “¿entramos a mirar?”. Querida, nunca es a mirar. 

Al cruzar la puerta de la tienda y ver toda esa cantidad de accesorios, productos y cosas para el bebé se nos debió de poner una cara de papás primerizos que hicieron saltar todas las alarmas. Tres pasos pudimos dar dentro de la tienda antes que una dependienta nos “atacara”. “¿Necesitáis algo?” nos preguntó. Eramos carne de cañon. Mi barriga lo decía todo. Estaba de más de 36 semanas. Y la cara de despistados de los dos nos delató. Iba a contestar un “no, gracias, estamos mirando”. Pero tanto la dependienta como yo sabiamos que no estaba SÓLO mirando. 

La dependienta no se dió por vencida y con una gran sonrisa, me preguntó (sí, me preguntó a mi – buena estrategia de márketing) que cuándo salía de cuentas. Típica pregunta para romper el hielo (no las aguas). La conté y me preguntó “¿ya lo tienes todo preparado?”. Ella ya sabía que no teniamos nada. Fui sincera. La dije que necesitábamos una cuna y una sillita. 

Antes de darnos cuenta ya estábamos en la parte de las sillitas. Al final de la tienda. ¿Cómo habíamos llegado hasta allí?. Antes de darnos cuenta ya nos habían explicado las características del cochecito marca Cosatto. La dependienta se tiró unos quince minutos hablando de todas las características del cochecito. Y la que más gracia nos hizo fue que nos dijo que “los colores del cochecito (azul y naranja) auméntaban la creatividad del bebé”. ¡Toma ya!

Carne de cañón en la tienda premamá
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El caso, es que nos lo contó tan bien, que no pudimos decirla que no. ¡Nos lo llevamos! Total, necesitábamos uno sí o sí. Y nos regalaban la sillita del coche (¡jo, que suerte!). 

Después de mes y medio usando el cochecito decir que fue una gran compra. La sillita del coche es una angustia para mi pobre bebé – pero creo que todas las sillas de coche están diseñadas por el mismisimo Herodes. Van los pobres bebés apretadetes. No sé si aumentará la creatividad pero tiene dos grandes etiquetas a los lados que mi bebé se pasa “leyendo” todo el tiempo. 

Pero nuestra aventura en la tienda de Mothercare no termina aqui. Una vez que nos decidimos a comprar el capazo, la silla y la sillita del coche, la dependienta, entrenada para oler las necesidades de los clientes, nos preguntó: “¿necesitáis alguna cosa más?”. Estoy segura que lo sabía. Sabía que no teniamos la cuna. Podía olerlo. “Habiamos visto una cuna en la entrada…”

Si nos ponemos a hablar de caracteristicas de cunas no tengo espacio virtual para nombrarlas todas. Pero esto sí que lo tenía claro. Quería una cuna que se hiciese cama. Algo que durara muchos años. Y cierto es que encontramos lo que estabamos buscando. Por fin algo sencillo. Ya teníamos todo lo que veniamos a buscar. Pero nos faltaba un pequeño detalle: el colchón de la cuna. 

Carne de cañón en la tienda premamá
http://www.mothercare.com

Lo que al principio era el pensamiento de “pues un colchón normal” terminamos en la sección colchones de la tienda. De hecho, había un colchón que costaba más que la cuna porque era antitranspirante, antiacaros, ¡antiTODO! Sólo le faltaba saber cambiar el pañal. Así que rápidamente fuimos al “colchón normal” y de momento el “normal” está funcionando muy bien. Es un colchón. 

Ese día hicimos el agosto a la dependienta pero ella supo vender. Y nosotros compramos. 

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