Debido a las hormonas, los pollos engordan rápidamente; por ello encontramos pollos grandísimos en el mercado y de carne blanca que algunos dietistas modernos no consideran más sana que la carne de cerdo.

Encontrar un pollo criado en corral no es fácil hoy en día, pero merece la pena buscarlo. Aunque necesita más tiempo de cocción, su sabor es exquisito. Le retiramos la piel, porque entre ella y la carne es donde están las grasas y la mayor parte de las calorías. Si sabemos que no está hormonado, el pollo es saludable.
La carne de pollo es muy perecedera, por lo que aconsejamos congelarla si no se va a consumir el mismo día que se compra. Si se congela, debemos hacerlo en trozos y los menudillos a parte.
Después de trocear el pollo es preciso lavar con agua caliente el cuchillo, la tabla de cortar y lavarnos las manos, para evitar cualquier tipo de contaminación.
