
"El amor sólo se da entre personas virtuosas"
Aristóteles
Gracias a la Revista Cultural Sono, tuvimos la oportunidad de ver otra de las películas nominada a los premios Oscar y una de las favoritas de la crítica, presentada mundialmente en Cannes. Carol es la segunda película que reseñamos del director estadounidense Todd Haynes, uno de los representantes del llamado new queer cinema y del cine Independiente americano; director habitual de festivales y de los premios Oscar, por sus elegantes pero arriesgadas puestas en escena, que tienen como protagonistas no sólo el amor entre personas del mismo sexo sino todo un ideario del posmodernismo narrativo, cultural y sexual, que se hacen presentes en sus personajes, historias e ideas. Este semiólogo y estudiante de Arte, siempre ha puesto estos elementos en sus películas, cargadas de simbolismo, una pausada narrativa y complejos personajes, ajenos a su época, cultura o simple y sencillamente, a la sociedad que los rodea, en cierta forma unos outsiders en busca de su propia identidad.


Con fotografía de Edward Lachman, asociado principalmente al cine independiente americano y operador habitual de Haynes; que como sucede en su obra, la sobriedad, los pequeños detalles, son los que hacen la diferencia, por sus composiciones, y esos halos de luz o color que transgreden esa misma sobriedad; como aparece en alguna entrevista, la fotografía tiene como referente el trabajo de Saul Leiter, y posiblemente, de forma inconsciente al de Vivian Maier; igualmente no podemos olvidar que es una película realizada en super 16 mm, y que también trata de emular todo ese mundo de inicios de los años 50. Aunque la música de Carter Burwell es destacable, también se debe anotar que tiene una obvia influencia de Phillip Glass, recordando la banda sonora de una película como Las horas, aún así, es un trabajo que narrativa como sentimentalmente funcionan desde lo musical.Con un notable Diseño de Producción por parte de Heather Loeffler y Judy Becker, nominadas en esta categoría, no sólo por la obvia referencia a la época sino por la misma adaptación de la misma, por la sobriedad y elegancia que se traduce en cada uno de los componentes de este proceso, y no se puede dejar de lado el trabajo Affonso Goncalves, que arma una delicada pieza de montaje, que si bien es básica en su tiempo narrativo, está marcado por sutiles saltos y detalles, que estructuran aún mejor este trabajo.
