Es una de mis diseñadoras favoritas porque creo que nadie como ella sabe conjugar la elegancia clásica con la modernidad y la tendencia, algo que no ha de estar reñido si sabes hacerlo con un poquito de distinción y eso es lo que Carolina Herrera desprende por los cuatro costados; mucha elegancia y, como no, distinción en todo lo que hace.
A pesar de ser la reina indiscutible del estilo clásico, Carolina Herrera nunca deja de sorprendernos y esta vez lo hace con una Colección donde las pieles se convierten en las máximas protagonistas para fundirse con los colores más profundos de la tierra.
La diseñadora apuesta por una de las combinaciones más exitosas, el blanco con el negro, dándole un toque muy sofosticado y chic al mismo tiempo.
Los vestidos de noche, como siempre, se convierten en protagonistas aunque esta vez se atrave con asimetrías y estampados florales, perfectos para dar un toque de color a las noches de invierno.
El lujo se eleva a la máxima potencia con diseños plagados de bordados y piedras preciosas.
Como siempre, Carolina Herrera no me ha defraudado y sigue buscando la faceta más femenina y sofisticada de la mujer, ofreciendo siempre lujo, distinción y elegancia.