Revista Cocina
Vittore Carpaccio fue un pintor veneciano del Quattrocento que nunca llegó a probar el plato que lleva su apellido. Y es que el carpaccio es una idea culinaria surgida hace relativamente poco (década de los años 30), en un restaurante, también veneciano, que quiso honrar a uno sus más célebres pintores, cuyas pinturas narrativas ilustran de modo incomparable la vida de la Venecia de principios del Renacimiento, poniendo su apellido a este plato por sus similitudes con los colores de las pinturas utilizadas por Vittore en sus creaciones.
Como todos sabéis, aunque el verdadero carpaccio se elabora con carne, y más habitualmente con carne de buey, han proliferado desde su creación todo tipo de platos, que se etiquetan con este nombre y muchos de ellos, nada tienen del vacuno elemento en su composición.
No he probado nunca un verdadero carpaccio; no soy de comer carne cruda por muy condimentada que esté, pero si soy un incondicional de la bresaola, finas lonchas de carne de ternera curada durante dos o tres meses, con un aspecto que bien puede recordarnos al jamón serrano y que en el Bar Alfalfa de Sevilla, lugar donde la descubrí, la sirven de manera exquisita con rúcula y parmesano rallado, todo un manjar que os recomiendo probar en este establecimiento que también posee en su carta, unos exquisitos vinos para bien acompañarla.
La receta del Carpaccio napoletano es un plato que figura en la carta de una conocida cadena de restaurantes especializada en comida italiana, una receta que enamora por la sencillez de su elaboración, con productos nada sofisticados y con una amalgama de sabores y colores que la convierten en un plato irresistible a simple vista para tomar como entrante o antipasto como dicen los italianos.
2 tomates grandes1 bola de mozzarella de búfala1 lata de anchoas en conserva
Unas cuantas aceitunas negrasPaté de aceitunas negrasHojas de albahaca fresca
Una pizca de albahaca seca molidaAceite de olivaSal
Pelar los tomates y rallarlos finamente. Disponerlos sobre el plato a servir.
Cortar en láminas gruesas la mozzarella y repartir uniformemente sobre el tomate rallado.
Escurrir las anchoas y distribuirlas entra las láminas de mozzarella. Repartir igualmente unas aceitunas negras laminadas.
Aderezar con sal y aceite de oliva. En el centro del plato, servir un poco del paté de aceitunas.
Decorar con las hojas de albahaca.
Lista para disfrutar. Se puede dejar preparada con antelación, dejándola hasta el momento de su consumo, recubierta con film transparente para que no se reseque.
¡¡Un plato fácil de elaborar, muy saludable y ya veis qué pinta!!