Todos los ojos puestos en él. Aquel que tantas veces salvó las papas y se retiró como ídolo, hoy está en el centro de la tormenta. Paradójico el destino de Juan Pablo Carrizo que viene a equivocarse justo en estos momentos claves. Quizás, el colectivo imaginario del hincha de River piensa: “Sí, agradezco todo lo que hizo, pero hoy nos tira para atrás”.
Las criticas al hijo de Amadeo no son injustas. La realidad marca que se equivocó (y feo) en dos partidos que pueden ser claves para la historia de River. El hecho es que habrá que poner en la balanza todo lo hecho por Juan Pablo en el arco Millonario para criticarlo con fundamentos. ¿Quién podrá discutirle que fue la máxima figura en el último campeonato de River? ¿La gente se olvida de las primeras fechas? Parece que sí.
Hoy, en el equipo de Jota Jota todo es nerviosismo. Desde el arquero mismo, los defensores, pasando por los volantes (Lamela haciéndose amonestar tontamente y llegando a la quinta) e incluso los delanteros (párrafo aparte para las actuaciones de Funes Mori al momento de definir).
La pregunta afortunada (o no, segun como se lo vea) del periodista en conferencia de prensa acerca de la continuidad o no de Carrizo en el arco, genera muchas suspicacias. Todavía es temprano en la semana para definir si JP estará o no en Bahía.
Esta decisión puede traer mucha tela para cortar, e incluso más aún si River no consigue los resultados de acá adelante. Lopez deberá enfriar la cabeza y decidir lo que el crea mejor.
Por lo pronto, Carrizo no se achica.
“Tengo que ser autocrítico y bancar todo lo que puedan llegar a decir de mí. He cometido errores así como también he salvado partidos. Lo lamento por la gente, que está ansiosa por ganar, igual que nosotros”
El protagonista principal, parado en el medio de la tormenta, parece ser el más reflexivo. El beso al escudo y la bronca contra Filliol, no vienen al caso.
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