Revista Cultura y Ocio
Fernando Ravsberg
El 17 de mayo es el día mundial contra la homofobia. Hace apenas 20 años, la Organización Mundial de la Salud retiró a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, lo cual evidencia que se trata de un prejuicio muy global.
De 192 países representados en la ONU, 80 tienen leyes que castigan esa opción sexual y en 9 de ellos llegan a aplicarles la pena de muerte. A esto contribuye el hecho de que algunas iglesias lo consideran una aberración.
Hecha esta precisión, tan necesaria para contextualizar el problema, podemos dedicarnos a mostrar como se refleja éste en la realidad cubana, con la seguridad de que otros colegas harán lo mismo allá donde estén.
Los promotores de la campaña contra la homofobia en la isla enarbolan la idea de que "humanidad es diversidad". Recordé que para Martí "Patria es Humanidad" y concluí en que los conceptos "patria" y "diversidad" están muy ligados.
Sin embargo, los legisladores de la patria no parecen percibirlo así y siguen sin discutir -una forma de vetar sin debatir- el nuevo Código de Familia que recoge, entre otros, los derechos de las Lesbianas, Gay, Transexuales y Bisexuales.
Para la comunidad LGTB sería muy sencillo poner en el orden del día del Parlamento el tema, bastaría con juntar 10 mil firmas, como hicieron los disidentes, para que los diputados se vean obligados a debatirlo y dar una respuesta.
Mariela Castro, la directora del Centro Nacional de Educación Sexual, sonríe y me responde que prefieren crear conciencia en lugar de utilizar los recursos legales a su alcance para presionar a los diputados más reacios.
Pero el "peloteo parlamentario" podría prolongarse años y mientras tanto toda una comunidad de ciudadanos cubanos continuará viviendo sin leyes que los protejan de los prejuicios de la sociedad y hasta de las propias autoridades.
Y es una deuda de la Revolución Cubana con una minoría contra la que se cometieron ya demasiados abusos, desde la marginación social y profesional hasta la detención en granjas de trabajo, las Unidades Militares de Ayuda a la Producción.
Oficialmente no les agrada que mencionemos a las UMAP, los funcionarios nos dicen que eso forma parte de un pasado que ya está muerto pero nadie puede explicarnos porque entonces los diputados se niegan a enterrarlo.
Por el blog de Paquito me enteré que todavía la policía habla de peligrosos sitios de reunión homosexual pero que no tienen una categoría de "peligrosos sitios de reunión heterosexual", a pesar de que me consta que los hay.
Algo se ha avanzado cuando los agentes aceptan reunirse con miembros del colectivo LGTB. Atrás en el tiempo queda aquel jefe policial que dio orden de "meter presos a todos los hombres vestidos de mujer, aunque traigan papelitos firmados por Mariela".
No hace tanto, haciendo un reportaje sobre el trabajo de prevención de la comunidad gay en la playa, uno de los policías de guardia nos alentaba a que hiciéramos muchas fotos para que las vean arriba y prohíban este relajo.
Los agentes del orden consideran "escándalo público" que dos personas del mismo sexo se den un beso en la playa pero no les molesta que una pareja heterosexual haga el amor en el agua, una imagen que todos los bañistas hemos visto más de una vez.
Así que habrá que educar a los diputados y también a los policías, pero no son los únicos. Recientemente un grupo de médicos muy capaces me decían que estaban en contra de las operaciones de cambio de sexo en Cuba.
"No deberíamos priorizar estas intervenciones sobre otras, de vida o muerte, como los trasplantes, que estamos postergando por falta de recursos", expresaron y el argumento me pareció tan sólido que se lo pregunté a Mariela Castro.
Ella me aseguró que el debate se desarrollaba sobre bases falsas porque tanto las operaciones como los viajes a Europa de los médicos para aprender la técnica quirúrgica fueron financiados con dinero de un proyecto internacional.
El doctor Alberto Roque -del CENESEX- me explicó que, en ocasiones, también las operaciones de cambio de sexo son de vida o muerte porque la tasa de suicidios entre los transexuales es muy alta, "llegan incluso a cortarse los genitales".
Es evidente que aún queda un largo camino por recorrer para asimilar que la diversidad es la característica más natural de la humanidad. Los cambios mentales son lentos pero la vida no debería detenerse hasta que todos "tomen conciencia".
Si se hubiera obrado con semejante paciencia en otros terrenos aún las mujeres no votarían, los negros tendrían que sentarse en bancos diferenciados en los parques de la isla y Cuba no se habría declarado socialista en los años 60.
Fuente: BBC Mundo