Cuando hice el post sobre los avances tecnológicos en el cine, concretamente en el campo del 3D, dije que podíamos reducir una película a su unidad más básica (un fotograma sin movimiento ni sonido en blanco y negro) y seguiríamos teniendo algo que transmitir al espectador. Quitando las tres dimensiones, todos los demás adelantos han sabido integrarse nen las películas para ayudarnos a contar una historia y ya los damos por sentados, de modo que el cine mudo se ha convertido en una especie extinta.
¿O no? Siempre he dicho lo que me gustó que Wall – e, una película de animación con la más avanzada tecnología, fuese una película muda al más puro estilo Buster Keaton, y me quedé con muchísimas ganas de que el videojuego L.A. Noire acabase siendo en blanco y negro. Me encantaría poder jugar a algo así, pero al final decidieron optar por hacerlo en color. De modo que una película como “The Artist” supone todo un experimento hoy día, donde priman los blockbusters y las películas sobre figuras de acción. Una película en blanco y negro, y muda. Hecha como se hacían las películas antes y que recibió una muy buena valoración en el festival de Cannes. No creo que llegue a lo más alto de la taquilla porque no se trata de un producto que hoy día atraiga en masa al público (X- Men, Piratas del Caribe y vampiros crepusculianos mandan), pero al menos hay que tenerle en cuenta lo arriesgado de su propuesta.
Tráiler de “The Artist”