Casa Arturo: Quien te ha visto y quien te ve!

Los que me seguís, sabréis que no soy muy dado a realizar criticas muy negativas de los sitios a los que voy, siendo en ocasiones incluso benévolo con algunas cosas. Siempre he pensado que vale más hablar de las buenas experiencias, y dejar a un lado las malas. Pero en esta ocasión la experiencia bien merece ser compartida.

Fuimos a picar algo a la hora de la cena en el merendero Casa Arturo, en la Guía. Merendero más clásico en Gijón es difícil de encontrar.

Mi recuerdo era de un lugar muy agradable, con un amplio merendero, zona a techada y mesas con bancos de piedra clásicas. Esto no ha cambiado, unas instalaciones muy chulas, pero su cocina de picoteo, a perdido muchos enteros.

Pedimos los clásicos, tortilla de patata, calamares , croquetas e hígado encebollado. La tortilla no estaba insípida, estaba lo siguiente. No sabia a nada, mas que a aceite vulgar caliente. Las croquetas insípidas absolutamente. En alguna te encontrabas un trozo de jamón, pero la bechamel, insípida. El hígado, con la cebolla poco pochada, sin pimentón, aunque esto es al gusto, y el hígado en si muy flojo. Los calamares se salvaron por lo pelos. En resumen, dos de calamares una tortilla para cuatro, unas croquetas y el hígado, con tres refrescos una caña y agua pequeña, 73 €, para cinco adultos y dos niños. Como veis no es mucha cantidad, ni está mal de precio, pues quedó comida en el plato.

Mención aparte merece el camarero, ya que no nos sirvió mal. Además decir que fue concretamente el que nos toco, y que el resto se les ve amables en todo momento. Esto hombre tenia una cara de horror que no podía con ella. No es que sea obligatorio sonreír, pero su cara y los comentarios que nos hizo denotaban un estado depresivo galopante.

No hace mucho pude probar el menú del día y mi recuerdo y sensación no son especialmente buenas.

No es ni mucho menos el recuerdo que tengo de este sitio, donde hace un año comí lo mismo, mucho mejor. Espero que su comida a la carta sea mejor y que mi experiencia sea casualidad de un mal día.

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