Desde luego, si te gusta Gaudí, en Barcelona te hartarás de ver obras suyas. En No solo viajeros ya os habíamos hablado del Parc Güell, La Pedrera y la Casa Batlló, aunque aún queda mucho más por ver. Por ejemplo, la Casa Vicens, una de las primeras obras de importancia de Gaudí tras haber terminado sus estudios de arquitectura. Ésta fue un encargo de Manuel Vicens i Montaner, un corredor de bolsa (a pesar de que siempre se ha dicho que era ceramista), en 1878. Esta casa, al más puro estilo modernista, como todas sus obras, fue realizada en un terreno entre un convento de monjas y una calle sin salida, en la parte alta del barrio de Gracia.
Por ello, Gaudí tuvo que ingeniárselas para sacarle el máximo partido y que, a pesar de todo, pudiera contar con un jardín. Lo que más destacaba de esta construcción es una fuente enorme con columnas superiores que cargaban con el agua. Sin embargo, ésta acabó siendo derribada al cambiar de propietario.
Aunque su fachada guarda relación con otras obras, ya que usa cerámica en su fachada, se diferencia de las demás por la ausencia de las formas orgánicas y el uso de los ángulos rectos, mucho más serios. Además, aquí ya no se ve tanta mezcla de colores como, por ejemplo, en la Casa Batlló o en el Parc Güell, sino que utiliza más bien los tonos tierras, rojizos y nacarados. También podemos ver otro de los elementos característicos del artista: el hierro forjado. En la reja de la casa podemos ver las formas de la hoja de palma y de capullos de la plata Tagetes Erecta. En 1927 el Ayuntamiento de Barcelona le otorgó el premio de Mejor Edificio.
Se dice que por dentro conserva su colorido habitual y que los techos se cuentan con grandes vigas de madera. Sin embargo, esta parte parece que nos vamos a quedar con ganas de visitarla, ya que actualmente pertenece a un particular. Sí sólo quieres ver sus exteriores, ésta se encuentra en el número 24 de la calle Carolines, muy cerca de las paradas de metro de Lesseps y Fontana.