La seguridad de los mayores en casa es muy importante. Los factores económicos, sociales y la forma de la vivienda marcan la distribución del hogar pero, sobre todo, necesitamos adaptaciones que estén encaminadas a potenciar que los mayores no pierdan sus conocimientos y aptitudes.
En la casa los sillones y las sillas que utilicen nuestros mayores no deben ser muy bajos, de los que levantarse supone demasiado esfuerzo, ni demasiado altos, en los que además de suponer un esfuerzo para levantarse y sentarse, los pies no toquen al suelo.
La postura es muy importante, debe mantenerse recta y la cabeza reposada. Los brazos y las manos se deben poder apoyar con holgura al momento de levantarse o sentarse.
Mejor sin alfombras, en habitaciones y pasillos suponen un riesgo de caídas; podemos mantenerlas si son de base antideslizante o se pueden fijar al suelo.
En la habitación, mejor tener visillos, que son de fácil lavado y no se arrastran por el suelo. Los estores no se recomiendan. Los interruptores para iluminación deben estar en la entrada de la habitación y en el cabecero de la cama.
Hay que aprovechar al máximo la luz natural, evitando reflejos que puedan cegar la visión. Si necesitamos luz en un pasillo largo, debemos iluminarlo al inicio, en medio y al final. Además, son muy útiles las luces llamadas del "sueño" o de iluminación nocturna, que emiten una luz tenue y que permiten a una persona mayor (y a todos) orientarse.
En el baño son necesarios los suelos antideslizantes y rugosos que evitan caídas y resbalones. Y un material rígido a modo de barandilla es indispensable en las escaleras para evitar caídas y facilitar la sujeción. Las puertas y las ventanas, mejor correderas y, en los cristales, grandes advertencias visuales (redondas rojas, tiras de color azul y negro...)
¿Qué pintan esos escalones en sitios inusuales? Hay unas tiras de color negro que se pegan al inicio de la escalera y en los bordes. Evitan caídas y avisan de la existencia de un obstáculo.