Como cada primavera, los pájaros andan afanados en construir sus nidos para poner los huevos e incubarlos. (En la foto superior, un árbol repleto de nidos de cormorán grande Phalacrocorax carbo, en el zoo de Budapest el 24 de abril). Esto supone un trabajo y un esfuerzo considerables para unos y un aporte de alimento fácil para otros. Las urracas, aves que considero bastante inteligentes, estarán vigilantes en los ires y venires de los pajarillos con ramitas y otros materiales. Pronto dispondrán de multitud de nidos con huevos para robar y usarlos como alimento. No es raro en esos días encontrar restos de huevos en el suelo que hayan sido devorados por las urracas. No sólo son ellas las que devoran huevos, también las gaviotas son expertas en obtener este tipo de alimento. Cuando vacían un nido, los padres deberán de hacer una puesta de reposición que les permite que no se vaya al garete la época de la reproducción. Pero no todos los restos de huevos que encontramos son debidos a que alguien se los ha comido. Las cáscaras de los huevos de los que eclosionan los polluelos, también aparecerán tiradas por el suelo, ya que los padres los transportan lejos del nido. Una mirada atenta nos permitirá diferenciar los unos de los otros.
Primero, os hablo de los huevos que son consumidos por algún depredador. Generalmente, aparecerán con un agujero bastante irregular por el que el ladrón se ha comido el contenido. En el caso de las urracas y gaviotas, este agujero es de forma más o menos rectangular y está realizado a lo largo de la medida mayor del huevo. También pueden aparecer rotos en alguno de sus polos, generalmente en el más estrecho cuando son consumidos por algún pequeño carnívoro como la comadreja o el turón, o incluso por el insectívoro erizo. En algún caso se pueden percibir las marcas de los caninos en la cáscara rota del huevo. Cuando en el interior del huevo había ya pollito, en el huevo aparecerán restos de sangre.
Otro caso es el de las cáscaras de huevo de aquellos pollitos que han salido de su interior y que sus padres han arrojado lejos del nido. Para que nos hagamos idea de lo que vamos a encontrar, primero describiré el modo de abrir el huevo que tienen los pollitos. Los pollitos no salen del huevo rompiéndolo salvajemente. Ni haciendo agujeros con sus patitas como hemos visto en alguna de las películas de Parque Jurásico. Para poder salir del huevo, tanto las aves como los reptiles, poseen una herramienta especial que denominamos diente del huevo. Este diente del huevo o diamante, que poseen aves y reptiles, y que lógicamente poseerían los dinosaurios, es utilizado para “cortar” el huevo. Los reptiles, cuyos huevos generalmente son membranosos y menos duros que los de las aves, los “rajan”, saliendo al exterior por la abertura. Las aves los parten en dos. Poco a poco, van rajando el huevo desde dentro en todo su contorno para lo que se van girando lentamente en su interior. El corte no es limpio, ya que la cáscara es frágil, y el corte se compone de una serie de pequeños fragmentos de cáscara. La salida al exterior se produce por la parte más estrecha del huevo, quedando éste dividido en dos, siendo una de las partes considerablemente mayor que la otra. Los padres, que han de evitar dejar demasiados rastros de su presencia, transportarán estos restos lejos del nido y los dejarán caer mientras vuelan. Para evitar demasiados viajes, introducirán la parte más pequeña del huevo dentro de la otra, y en un solo vuelo podrán deshacerse de la cáscara completa. Es por ello que en muchas ocasiones encontraremos la cáscara con la parte pequeña de la misma introducida todavía en su interior. A veces no es así, y una atenta mirada no muy lejos nos posibilitará encontrar el fragmento extraviado. En alguna ocasión me ha ocurrido no encontrar las dos partes e un huevo eclosionado. ¿Cómo saber si ha sido depredado o eclosionado?. Si ha llovido no quedarán restos de yema ni de sangre. Es entonces cuando hay que hacer una atenta inspección del reborde cortado del huevo. Percibiremos en primer lugar que el borde recortado presenta una sucesión de pequeños trozos a lo largo de todo el corte. Además advertiremos que este reborde se encuentra un poco replegado hacia el interior. Esto es producido al secarse la membrana interior del huevo que retrae hacia adentro las partes del huevo rotas.
Espero que con estas pequeñas indicaciones, cuando veáis una cáscara de huevo en el parque o en el campo podáis identificar si ha sido comido su contenido por un depredador o si lo que ha ocurrido es que un pollito ha nacido en algún lugar próximo.