Revista Cultura y Ocio
“Casi nunca” de Daniel Sada
Publicado el 18 agosto 2016 por Miguel Angel Requejo Alfageme @MiguelARAlfagemDaniel Sada, capaz de conquistar con un estilo personal e inconfundible, en este maremágnum de esclavos de la literatura que es actualmente el mundo editorial del Siglo XXI, un lugar propio y ya para siempre, hace en esta novela sobre todo un ejercicio de forma pues el fondo de puro repetirse ya es intrascendente: Un hombre se debate entre pagar dinero por follar o pagar con la vida lo que sería muy feo llamar follar, dado el precio, y se tilda de amor.Demetrio se mueve entre Mireya, que es más puta por fuera que por dentro, y Renata, que es más puta por dentro que por fuera. Entre medios anda su madre, su tía, la madre de Renata, algún patrón y la necesidad de Demetrio de “ensartar” que dice Sada.Esta es la excusa del escritor para mantener durante cuatrocientas paginas con el lenguaje un a modo de trato que más parece ser éste puritita plastilina que ejército de palabras encuadradas en una gramática férrea y disciplinada.En las miles de frases que tiene esta historia la que no sufre de retorcimiento y trenzado hasta lucir como un cordero vuelto del revés, le pasa que ha sufrido una invasión metafórica que casi la deja irreconocible o un alistamiento que la transforma en verso de una estrofa que no quiere ser poesía, o un afeitado que le permite lucirse como un brochazo lo haría en una acuarela. El verbo de Sada no contempla otra posibilidad. No es voluntad, es así.Y para muestra vayan algunos ejemplos, porque no hay otra manera más precisa de mostrar lo que es la prosa “sadana”.En la página 38 para indicar que a una persona, en concreto a una madre, no se le pueden decir ciertas cosas, en concreto los tratos sexuales a los que uno se dedica,Daniel Sada escribe: “….por lo cual es menester situar todo eso en el cruce en lancha a remo y balanceo riesgoso”Un poco extensa ésta en la página 91 donde describe la espera y paciencia del amante frenético: “Será, va siendo, como si recociera inútilmente la certeza del amor a efecto de apreciar, a partir de la añoranza, lo que valía el tiempo: ya el amor entendido como fabricación pesarosa, ya el pensamiento que se enreda en una continencia tremebunda, y Demetrio, mientras tanto, haciendo las veces de un aguantador: ¿ejemplar?, porque si no, ¿cuál reclamo… de peso?Y para acabar el contenido de las últimas páginas, dos en concreto, llenas del ¿éxito?, al final de Demetrio, el amante frenético, página 371:“Meter.Sacar.Meter.Sacar.Meter.Sacar.Meter.Sacar.Meter.Sacar.El sexo que embruja, que nutre, que dura. El sexo compromiso. El sexo: modo de rutina. El sexo: convención.”Que la novela se llame “Casi nunca”… casi se puede decir que no hace falta ni explicarla. El que no la entienda es que los ha cumplido todos o que nunca ha tenido.Daniel Sada, un festín literario.