Revista Cine

‘Casino’ – A Las Vegas no se viene a joder.

Publicado el 19 agosto 2010 por Cinefagos

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“Cuando se quiere a una persona hay que confiar en ella, no hay otra forma. Tienes que darle la llave de todo lo que posees. Si no, ¿De qué sirve tu amor? Durante un tiempo yo creí vivir un amor de esa clase.”

Justo antes de salir por los aires, el personaje interpretado por Robert De Niro nos suelta esta gran verdad. La historia de Casino es la historia de Las Vegas, ese antro de perdición, fichas de quinientos, luces de colores y fulanas de lujo, un lugar donde la casa siempre gana. La ciudad del pecado ha sido el escenario de múltiples películas, quizá porque los casinos simbolizan la ilusión de dinero fácil entremezclado con la triste realidad: que sólo es la casa la que siempre gana, que se aprovecha de turistas, jugones y ludópatas en una espiral de ruinas que acaba destruyendo no sólo a las personas, sino a sus familias. En medio de todo eso, la mafia, como siempre, se encarga de que el dinero siga fluyendo a sus bolsillos sin llamar la atención.

Y ese mundo le encanta al espectador, un lugar con sus propias normas y donde nunca parecen faltas las riquezas, el glamour y el sexo, donde tipos duros e inteligentes desvalijan a los pobres incautos que creen tener un día con suerte. El mundo de Casino nos encanta porque va más allá de la legalidad y las reglas y se nos presenta como una visión muy terrenal del sueño americano.

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A Robert De Niro se le considera uno de los actores más grandes de todos los tiempos, incluso cuando ahora está de moda resaltar sus errores y desganados trabajos de los últimos tiempos. A ese hombre le hemos podido ver engordar veinte kilos para representar un personaje, o aprender otro idioma, o irse a vivir a Sicilia, cuna de la mafia, para aclimatarse a su personaje en “El Padrino 2”. Aquí no ha tenido que machacarse mucho, sino que su mera presencia basta para llenar la pantalla en cada aparición. Suya es la historia de esta película, dirigida por Martin Scorsese y que demuestra un endiablado sentido del ritmo, la luz y, sobre todo, la música. Y es que Casino es un cóctel de tres horas de duración igual de agitado que una montaña rusa a la que le han fallado los frenos, una película dura, violenta, malhablada, divertida y emocionante. Una gozada.

La historia nos habla de Sam Ace Ronstein, una estrella del juego y las apuestas, considerado el mejor en su campo. Según sus propias palabras “era tan bueno que cuando él apostaba cambiaba el sentido de las apuestas de todo el mundo”. Conocedor de cada detalle del juego, hizo ganar mucho dinero a sus jefes, de modo que le nombraron director del casino Tangiers de Las Vegas. Esto supuso un poco de legalidad en su vida, además de hacerle ganar dinero como nunca en su vida. Pero ese paraíso en la tierra durará poco cuando entren en su vida la mujer equivocada y un socio con tanta mala leche como voz de pingüino.

En España a Joe Pesci se le conoce sobre todo por ser el bajito y calvo ladrón de “Solo en Casa”. Pero este actor es un habitual de Scorsese.  Ya había trabajado en otras ocasiones con De Niro y es el hombre indicado para darle la réplica al jefe del casino, en forma de matón callejero que llega a Las Vegas dispuesto a arrasar con todo. Los dos establecen el relato a base de voces en Off que se complementan de una forma envidiable. Si Pesci aparece en pantalla quejándose de su estilo de vida, De Niro te la explica con esa forma tan particular suya, y son capaces de mantener conversaciones entre ellos mientras la acción continúa en la pantalla en un coro de insultos y palabras malsonante. Porque Casino tenía hasta hace bien poco el récord por la cantidad de veces que aparecía la palabra “Fuck”. 398 veces en toda la película. Pero claro, el español es un idioma mucho más rico en matices que hace que al verla doblada muchas de esas palabras sean sustituidas. Pero igualmente los dobladores consiguen un buen trabajo al mantener el tono de la película, sobre todo en lo referente al personaje de Joe Pesci, mucho más suelto y maleducado que Ace.

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Pero el comportamiento desatado de este último hará que todo se venga abajo cuando Ginger, la esposa de Ace (una sobresaliente Sharon Stone) empieza su particular tour por el infierno. Ginger es una mujer que se encargaba de desplumar a los tipos ricos que se hospedaban en Las Vegas. Les mantenía en vela tres días y después les devolvía a sus esposas e hijos sin un centavo en los bolsillos. Una mujer adicta al lujo, a las joyas y al dinero que acaba necesitando cada vez más para sentirse a gusto, pero sometida a un al chulo de su ex novio Lester Diamond, un tipo al que nada más verle entrar por la puerta le cazas como un perdedor del que no puede salir nada bueno. Ginger tontea con las drogas y el alcohol, arruinando su salud y su matrimonio, a la vez que Ace se encuentra en problemas legales por culpa de una licencia que no posee para dirigir un casino. Sus discusiones matrimoniales acerca de Lester Diamond o los problemas con las drogas rezuman credibilidad, de modo que cuando Ginger, puesta hasta las cejas, ata a la cama a su hija pequeña para que no moleste, el cabreo de Ace es creíble. De Niro parece estar cabreado realmente con la “furcia” de su mujer y podemos notar cómo hace esfuerzos para no matarla mientras ella está en un rincón, fumando y completamente colocada.

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A una historia tan violenta y salvaje ayudan ese ritmo endiablado, el buen montaje del que hablaba antes, una gran herramienta para aligerar la carga de sus 180 minutos de metraje y un gran sentido del humor que sale en los momentos más puntuales. Como por ejemplo: la razón de que todo este mundo que ha creado Ace se venga abajo no es otra que el FBI descubre las conexiones con la mafia gracias a un sistema de escuchas. Ese momento se podría haber hecho de quinientas formas épicas, serias, dramáticas o encorsetadas, pero Scorsese lo que hace es mostrarnos al dueño de un establecimiento en cuya trastienda se realizan intercambios de dinero, quejándose ante su hermano y su madre de todo lo que pasa. La madre de este hombre es uno de los detalles que más me gustaron de toda la película, una anciana que se escandaliza cuando oye a su hijo soltar palabrotas como un poseso y le reprende por ello. Lo que más me gusta es que esa mujer es en realidad la madre de Martin Scorsese, y que las reacciones ante el vocabulario del actor son genuinas, de modo que no estaba actuando sino que realmente trataba de calmar al hombre que tenía al lado. Un amor de mujer.

En definitiva, Casino es una gran película, el estado de gracia absoluto de Robert De Niro y Martin Scorsese, una banda sonora perfecta y un derroche de diversión asegurado con unos actores que se transforman en sus personajes. Según Scorsese, la moraleja de la película es que la avaricia nos pierde a todos. O, como bien dice la frase promocional “Nadie está siempre en la cima”.

Una buena muestra del montaje, la música y la actuación.


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