Tan solo observando el paisaje detenidamente antes de llegar a esta villa podemos tener la sensación de que
la naturaleza ha sido bondadosa con esta comarca. Está repleta de hermosos peñascos y profundos barrancos; del río; de bosques de pinos y de valles repletos de cultivos.El río Guadalest, que nace en plena sierra de Aitana, va discurriendo por estas montañas recogiendo el agua de diferentes manantiales y barrancos para ser almacenada en el embalse. Unas vistas que, seguro, nos producirán paz y sosiego.El pantano está rodeado de agudos pináculos rocososque fueron formando, a lo largo de los siglos, una fortaleza natural que le dio a Guadalest un carácter defensivo. Estas aguas se convirtieron en el principal recurso hídrico para los habitantes de la costa. Lamentablemente, el caudal de este río, siempre dependió de las lluvias que iban recogiendo las montañas que tenía a su paso.Y aunque la naturaleza en esta sierra es muy atractiva e invita a recorrerla pausadamente, Guadalest es conocido, sobre todo, por su castillo. Una historia de siglos que fue formándose por la aportación de varias civilizaciones que la eligieron para subsistir. Un patrimonio histórico, cultural, natural y gastronómico que bien merece la pena conocer.Un patrimonio paisajístico que fue el que otorgó a sus habitantes la posibilidad de vivir en esta zona tan agreste y aislada gracias al cultivo de la almendra, la vid, el olivo y el trigoUn patrimonio histórico que hace que retrocedamos en el tiempo hasta la Hispania musulmana con la creación de los reinos de taifas. El castillo de Guadalest comenzó a construirse en época de dominación árabe. Con el período de la Reconquista esta zona fue una de las más conflictivas ya que se hallaba en territorio hostil entre los reinos rivales de Valencia y Murcia. Mientras los cristianos vivieron dentro de la fortaleza administrando la comarca, los musulmanes mantuvieron sus viviendas en el arrabal hasta que se llevó a cabo la expulsión de los moriscos en el año 1.609.
Dicen que uno de los dos castillos que hay en Guadalest, el llamado Alcazaba (S.XI), nunca pudo ser conquistado. Sin embargo, la naturaleza fue la encargada de destruirlo ya que esta villa sufrió dos terribles terremotos que la devastaronDurante el primero, que se registraba en el año 1.644, el castillo quedaba prácticamente destruido. Más tarde, el terremoto del año 1.748, asolaba la fisonomía de toda la comarca.La Guerra de Sucesión terminó por dejar en ruinas la fortaleza debido a la explosión de una mina que destruyó su parte oeste. Además, la Casa Orduña también fue saqueada e incendiada. Durante la Guerra Civil, la iglesia fue arrasada.A los pies del castillo se halla este pequeño pueblo por el que merece la pena callejear. Si ya has visitado el Museo Microgigante del que te hablaba en otro recorrido podemos seguir paseando por los callejones.Pequeñas y cortas calles en pendiente con blancas casas muy estrechas y ventanas enrejadas con macetas de flores aportando su colorido. Los muros decorados con multitud de objetos diferentes realizados con cuero o hierro.
En esta villa podemos ver la ilusión de sus habitantes por mantener el turismo gracias a varios museos, tiendas de artesanía y restaurantes. ¡Y casi todos se encuentran en las plantas bajas de estas casitas!
Antes de acceder a Castillo de Guadalest podemos visitar el Museo de los instrumentos de torturaPasaremos por el Museo Ribera Girona que está dedicado al arte contemporáneo y otro dedicado a la naturaleza que actualmente está cerrado. Aunque podemos darnos una ligera idea de cómo era curioseando a través de sus rejas de hierro.Las vistas del paisaje irán cambiando según vayamos avanzando y girando. Desde el horizonte que nos muestra el azul del mar hasta las siluetas escalofriantes de las sierras que rodean Guadalest.
Cuando miremos hacia el Mediterráneo seguro que nuestra visión se desvía hacia
dos peñascos afilados y solitarios que nos muestran una torre y un pequeño campanario. Éste es de los pocos que existen en Europa alejados de la iglesia a la que pertenecen.La calle que nos lleva hasta el Portal de San Josées de las más bonitas del pueblo. Aquí se hace más ancha mostrando a nuestra derecha el valle hacia Benidorm rodeado de montañas. Asciende por tramos para hacerla más llevadera.Al casco histórico entraremos por un rincón propio de cuento: un túnel excavado en la roca con unos 15 metros de longitud. Durante la Edad Media éste era el único acceso a la fortaleza y la zona más vulnerable. Desde aquí arrancaban las murallas del castillo.Cuando crucemos el túnel lo primero que encontraremos será el edificio de la
Casa Orduña. El acceso al castillo se hace desde el interior de este museo. Ésta es la visita que más tiempo nos va a llevar así que, dependiendo del tiempo que dispongas, la puedes dejar para lo último o no.Nosotros vamos a seguir primero paseando por el resto del pueblo porque estoy impaciente por enseñarte las vistas desde el mirador.Al lado del museo se halla la Iglesia de la Asunción. Es un edificio muy sencillo donde resalta el rosetón que se halla en la parte alta del la puerta. Fue construida en el siglo XIII aunque sufrió diversas remodelaciones posteriores hasta que fue incendiada durante la Guerra Civil. Desde su interior se puede acceder a la Casa Orduña.Al otro lado de la iglesia encontramos una de las tiendas más bonitas de Guadalest. Merece la pena entrar para contemplar cientos de objetos diferentes que la decoran muy llamativamente. En frente de ella se encuentra el
Museo etnológico que es una casa del siglo XVIII.Y llegamos a la pequeña plaza del pueblo. Para mí, lo más hermoso son las impresionantes vistas que podemos ver desde el mirador hacia el embalse y las montañas que lo acompañan.Nos sentamos
para absorber esta maravilla de la naturaleza repleta de bosques, rocas, montañas recortadas sobre el firmamento y el agua.Desde este mirador podemos ver el
Peñón de Alcalá que seguro que ya te ha llamado la atención por la extraña forma que tiene. Se trata de un pináculo rocoso que se eleva en solitario varios metros. Arriba, en su planicie, nos sorprende la base de lo que fue un torreón medieval.Difícil acceso, casi imposible, podemos llegar a pensar. Según cuentan, solo se podía subir a la torre desde una escalera de cuerda. Este torreón defendía la zona este de Guadalest.
En uno de los laterales del Ayuntamientoencontraremos el calabozo y el aljibeexcavados en la roca de la montaña. El aljibe es de origen árabe y tenía por función recoger el agua de las lluvias que se desplazaba por los tejados de las casas. El calabozo fue prisión y juzgado durante la Edad Media.Seguimos el trazado de Guadalest hacia las afueras donde tenemos otro mirador al embalse. Aquí podemos observar
los únicos restos de la muralla que queda en buenas condiciones y que asciende hacia el cementerio que se halla dentro del castillo.Regresamos hacia la entrada del portal rocoso para visitar la Casa Orduña y el castillo. Este edificio fue construido después del primer terremoto por una familia vasca que se desplazó para servir a un infante navarro llamado Fortuna.Los Orduña estuvieron al servicio de la Corona de Aragón y de los Cardona durante trescientos años. Eran los guardianes del castillo y los administradores de las propiedades. Llegaron a ser gobernantes y alcaides.En este museo vamos a conocer cómo era la casa de la nobleza del siglo XIX. Hay multitud de salas y dependencias muy diferentes con muebles y objetos originales de la época. Quizás, las más interesantes son: cocina y despensa, comedor y biblioteca.En la
cocina podemos ver la disposición original de la época con muchos utensilios y objetos diferentes. A través de una puerta enrejada observamos el espacio destinado a la despensa.Salimos al exterior. Hay un pequeño patiocon otras vistas diferentes al embalse de Guadalest. Aquí hay un pequeño aljibe. A través de unas puertas de cristal accedemos al comedor. Quizás lo más destacable sea la vitrina de madera que guarda vajilla de cerámica valenciana del siglo XVIII.Subimos por las escaleras hacia los
dormitorios. Aquí, veremos fotografías colgadas de los Orduña, muebles antiguos, lienzos, armas, óleos, bareños con incrustaciones de marfil…Pero la sala más bonita es la biblioteca. Encerrados en varias vitrinas se hallan dispuestos 1.265 ejemplares de libros de diferentes tamaños y épocas de encuadernación.La tercera planta está dedicada a exposición de arte.
Volvemos a la planta baja para salir al jardín. Veremos los restos del castillo de la Alcazaba. Comenzaremos a ascender hacia el castillo de San José. Restos de muros donde apenas queda nada en pie excepto la torre del homenaje. Pero merece la pena llegar hasta arriba para poder contemplar las vistas de los alrededores de Guadalest.A la torre podemos acceder directamente o a través del
cementerio. Respeto y silencio para un lugar con vistas privilegiadas hacia una naturaleza inmensa.Dejamos atrás la torre y comenzamos a descender por el Vía Crucis hasta llegar a una puerta que nos llevará a la plaza del pueblo.
Cuando salgamos de Castillo de Guadalest nos quedará por recorrer otra calle de entrada donde se encuentra el museo de Antonio Marco. Un artesano que vive para crear casas demuñecas y belenes decorados con elementos de la naturaleza. Pero la visita a este interesante museo la haremos en otra ocasión...