En plenas fiestas de Castroserna de Abajo, llegó el otoño, y las intensas lluvias inundaron las calles y las plazas, pero no el ánimo de los vecinos: el sábado 28 de septiembre todos a una, participaron en la procesión de San Miguel que parte desde la iglesia hasta la cruz de madera que marca la mitad del camino, y a la que se llega después de atravesar el puente. Tras este paso, se regresa hasta la iglesia, se subastan los palos, y ya dentro, se canta al unísono la Salve entonada por la dulzaina de Demetrio García, el dulzainero de La Matilla, que con 82 años sigue acudiendo a Castroserna de Abajo para tocar las danzas por San Miguel, y al día siguiente, en honor de la Virgen de los Remedios.
Danzas y paloteos mixtos
El pasado sábado los danzantes no pudieron danzar ante San Miguel por las inclemencias del tiempo, pero sí, el domigo, en el recorrido de la procesión que parte y concluye en la Ermita de los Remedios, recorriendo algunos campos de alrededor. La devoción por esta imagen es grande, y son muchos los danzantes de otras generaciones, que aunque residen en Madrid o Segovia, acuden este día a acompañar a la imagen. Desde 2007, y gracias al apoyo de la alcaldesa actual, Luisa González, Castroserna de Abajo cuenta con una nueva cuadrilla de danzantes mixta, formada por unas catorce personas -cuatro o cinco danzantes masculinos- y nuevos grupos de niños que garantizan por el momento el mantenimiento de este patrimonio cultural inmaterial.
Entre el repertorio de las danzas de palos que se conservan en la localidad, este domingo la cuadrilla mixta mostró tres de ellas:La Reverencia, El Cuatreo y la denominada Rápida, que también recibe el nombre de La Viudita. Aunque no fue posible danzar El Arco en la última parada, los danzantes se colocaron a ambos lados de la Virgen de los Remedios para acompañarle en su regreso a la ermita. Después, baile para todos en las inmediaciones de la ermita, que tal y como consta en su dintel se construyó en 1886.
Enaguas masculinas y manteos femeninos
Tal y como ya es habitual entre otras cuadrillas de la Tierra de Pedraza y de la Tierra de Sepúlveda, puesto que Castroserna forma parte de esta última, los danzantes masculinos lucen atavíos diferentes a los femeninos: mientras que las mujeres de Castroserna comparten con otras “danzantas” el conjunto formado por camisa, justillo y manteo de paño rojo, los danzantes masculinos se desmarcan respecto al resto de danzantes de la provincia. Su peculiaridad reside en el uso de espaldares decorados con flores de papel, a los que se añaden puntillas de ganchillo hechas a mano y diversas cintas de seda. Las puntillas de ganchillo también están presenten en las enaguas, compartiendo este detalle con los danzantes de Arcones y Valleruela de Pedraza.