Çatal Hüyük es una ciudad muy antigua. Fue construida por gentes del neolítico en el sur de Anatolia (la actual Turquía) hace unos 8000 años y se mantuvo allí durante más de 800 años, aproximadamente entre los años 6250 y 5400 a.C. las excavaciones, comenzadas en al década de 1960 han demostrado que gran parte de la ciudad todavía se conserva.
Los primeros constructores de Çatal Hüyük fueron cazadores nómadas que habían comenzado a cultivar. Para hacerlo necesitaban vivir en un emplazamiento fijo. Las primeras casas que construyeron fueron de madera y ladrillos de barro secados al sol. Esas casas no duraron mucho y, según se fueron derrumbando, se construyeron otras encima. Con el paso de los siglos, las capas fueron aumentado gradualmente hasta llegar a formar un gigantesco montículo de tierra.
El yacimiento de Çatal Hüyük cubre un área de 13 hectáreas y consta de dos montículos (hüyük significa montículo de tierra que contiene restos antiguos). A comienzos de 1960, un equipo de arqueólogos británicos, dirigido por James Mellaart, comenzó a excavar el gran montículo de Çatal Este y en su interior encontraron una ciudad neolítica. Consistía en un laberinto de casas de una sola habitación, todas construidas pared con pared, sin calles entre medias. Las casas eran de madera, adobe y yeso, con techos planos. Cada vivienda poseía una única habitación grande, por lo general de unos seis por cuatro metros, con uno o dos pequeños almacenes. La habitación principal tenía plataformas para sentarse y dormir, además de un horno para cocinar. En la parte superior de los muros se abrieron unas reducidas ventanas que dejaban pasar una pequeña cantidad de luz natural.
El cultivo de la tierra en Çatal Hüyük
La mayor parte de los habitantes de Çatal Hüyük trabajaban como granjeros, regando los campos de alrededor de la ciudad mediante canales que habían excavado. Cultivaban cebada, trigo, guisantes y lentejas, además de criar animales domesticados, como cerdos, ovejas y cabras. En la zona circundante recogían, entre otros, frutos secos y frutas, manzanas, almendras y pistachos.
En su momento de máximo tamaño, Çatal Hüyük tuvo entre 5.000 y 6.000 habitantes. La ciudad era lo suficientemente grande como para poder mantener con sus excedentes a algunas personas que no se dedicaban a cultivar la tierra, sino que trabajaban como artesanos o mercaderes. Este nuevo grupo social se hizo más rico que el resto y comenzó a poseer bienes de lujo, como joyas. Çatal Hüyük prosperó con esta riqueza basada en el comercio.
El principal recurso de Çatal Hüyük era la obsidiana, un mineral volcánico cristalino de color negro, extraído en las cercanas montañas volcánicas que rodeaban la ciudad. La roca puede trabajarse igual que el pedernal y con ella pueden crearse herramientas con un borde afilado irregular. La obsidiana era apreciada para hacer hachas, cuchillos y espejos pulidos. Se comerciaba con ella hasta tan lejos como Jericó, a 800 kilómetros de distancia, siendo transportada mediante animales de carga, como mulas y burros. A cambio, los mercaderes recibían conchas y pedernal, unos objetos muy apreciados por los ciudadanos de Çatal Hüyük.
En el yacimiento se encontraron muchas piezas de cerámica y pequeñas figuras modeladas o esculpidas. La cerámica se fabricaba a mano, porque el torno de alfarero todavía no se había inventado. La gente también tejía telas, decoradas con dibujos realizados con tampones de arcilla. Los artesanos trabajaban el cobre local, y otros metales, para hacer herramientas sencillas y joyas, como cuentas de collar.
Religión y ritos funerarios
Cada sección de Çatal Este posee su propia habitación-santuario, donde tenían lugar ritos religiosos. Los muros de los santuarios estaban decorados con cabezas de toro modeladas en yeso, mientras que en los muros se pintaban dibujos geométricos. Es posible que las cabezas de toro fueran el centro de las ceremonias religiosas.
También se encontraron figuras de arcilla, en forma de verraco y otros animales, con heridas de cuchillo, lo que sugiere que las gentes de Çatal Hüyük practicaban la magia simpática para tener éxito en la caza (la cual seguía siendo una de sus principales fuentes de carne). Algunos de los muros de los santuarios de Çatal Hüyük estaban decorados con dibujos de escenas de caza, con animales salvajes y guerreros saltarines.
Además de llevar a cabo ritos mágicos, la gente Çatal Hüyük puede haber adorado a una diosa tierra que traía la fertilidad. Se encontraron muchas figurillas de mujeres embarazadas, hechas de materiales diversos como terracota, mármol y roca volcánica. La mas famosa de esas estatuillas de embarazadas es una gran diosa tierra sentada en un trono de leopardos.
Los muertos de Çatal Hüyük eran enterrados dentro de las casas, tras un elaborado ritual. En primer lugar los cuerpos se exponían en campo abierto para que los buitres los picotearan. Cuando los huesos habían quedado limpios, eran envueltos en una piel de animal, una tela o una estera, y atados con una cuerda de cuero. Después se dejaban en una especie de depósito de cadáveres. En primavera, cuando las casas se redecoraban, los esqueletos se colocaban debajo de una plataforma dentro de la casa. A menudo eran enterrados con joyas, como collares de conchas, y cubiertos con polvo de color.