Revista Economía
Catalunya Caixa: Preferentes 12 meses después
Publicado el 22 febrero 2013 por Ignaciobellido @ElEfectoBellidoEsta mañana he tomado la decisión de visitar mi oficina bancaria para tratar un tema escabroso: las participaciones preferentes. Como muchos ya sabréis se trata de un producto bancario son productos financieros emitidos por las propias entidades bancarias, en mi caso Catalunya Caixa. Este producto me fue presentado como un producto cuya aportación de capital estaba garantizada, es decir, no perdería el dinero invertido y, a cambio, obtendría unos intereses un tanto superiores a los que ofrece un plazo fijo. Se me ofrecía la posibilidad de que podría liquidar este producto en un plazo de 24 horas, es decir, si hoy quiero recuperar mi dinero mañana lo tendré ingresado en mi cuenta.
Hoy, precisamente, he vuelto a mi entidad bancaria porque se cumplía precisamente un año desde que, por primera vez, quise recuperar el dinero de mi inversión. Algunos de los que pueden estar leyendo estas líneas pueden opinar que a me exponía a esta situación cuando opté por adquirir este productos financieros. La adquisición de este producto se remonta 3 años atrás, en ese momento, gracias a los rendimientos obtenidos por mi trabajo había conseguido acumular una suma de dinero considerable y mi entidad bancaria no cesaba de llamarme por teléfono, al menos una vez cada semana, para que contratara alguno de sus productos. Finalmente vencido por esta insistencia opté por ver que tenían tanto interés en ofrecerme.
Tras una primera visita y consultar las distintas alternativas a mi disposición opté por invertir mi dinero en un plazo fijo y en un depósito con un vencimiento a 30 meses. Sin embargo, en el momento de formalizar estas operaciones se me insistió con la palabra “diversificar” el capital invertido y se me ofreció una alternativa nueva: participaciones preferentes. Las condiciones bajo las que me fueron ofrecidas eran las que he indicado más arriba y, como gran desconocedor de los productos bancarios, me pareció que lo que se me estaba poniendo a mi alcance parecía ser una buena alternativa.
Tres años después aquella posibilidad se ha demostrado que no era la más acertada. Pero ¿por qué resulta tan frustante lidiar con este producto? La respuesta se debe a que la empresa, Catalunya Caixa, incumplió su promesa . No hay peor traición ni daño a los clientes que pueda llevar a cabo una empresa como es éste, incumplir con prometido. Lo más curioso del caso es que, desde que estalló al asunto de las preferentes no he recibido ninguna llamada ni notificación de la entidad acerca que me informara acerca de esta situación ni de las alternativas a las que poder acogerme. Sin embargo, sí he recibido llamadas que me ofrecían la posibilidad de beneficiarme de las ventajas de nuevos servicios y productos bancarios.
La respuesta que desde la entidad se me ha venido ofreciendo desde mi entidad es que tenga paciencia, que espere, que todo se solucionará. Unas veces apelando a que están a la espera de una fusión bancaria: con el Santander o con el BBVA, otras a que espere a algún Decreto que promulgará el Gobierno, otras aludiendo a que es en Bruselas donde deben decidir acerca de cómo resolver el problema de los afectados por las preferentes.
La única solución tangible que se me ha ofrecido es que me acogiera a un préstamo que la propia entidad me ofrecía con un interés muy bajo. Parece de broma que lo que se me ofrezca es que le tenga que pedir dinero prestado al banco para que ellos me devuelvan el dinero que yo le he prestado. En definitiva, mi situación es la misma de otros muchos a quienes sólo se nos ofrece como posibilidad el hecho de poner una reclamación que, como el propio banco asegura, carece de validez y únicamente sirve para dejar constancia de un hecho del que ya la tienen.
Al igual que otros muchos familiares, amigos, conocidos y clientes de la directora de mi sucursal (recurso a la empatía al que debe hacer uso toda persona que trata con el cliente) sólo queda la posibilidad de esperar y que, como afectado, se alcance una solución justa por la que los afectados no paguen las injusticias de quienes decidieron comercializar un producto bajo unas promesas y unas condiciones que no estaban dispuestos a cumplir.