Barcelona vivió el martes pasado, 11 de septiembre, una de las Diadas más redondas de su historia. Dos millones de asistentes fueron contabilizados por los organizadores; 1,5 millones, según la Guardia Urbana; 600.000, según la Delegación del Gobierno. Un mar de “estelades”, bandera no oficial, utilizada generalmente por los partidarios de ideología independentista de Cataluña o, por extensión, de los denominados Países Catalanes, inundó la marcha. Personas de todas las edades y condiciones sociales y un gran número de familias con niños y mayores recorrieron a pie el centro de Barcelona. La multitud gritó consignas como “Independencia”, “Español el que no vote”, “Mas: lidera o dimite”… Abundaron las pancartas con lemas como “Freedom for Catalonia”, “Catalunya, nou Estat”, “Ni França, ni Espanya, Països Catalans”, “No al pacte fiscal, sí a la independencia” y otras relacionadas con la situación económica, como “Se vende España: 0'0001 euros”. Convocada por un grupo independista, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), bajo el lema “Catalunya, nuevo Estado de Europa”, la marcha se desarrolló sin incidentes, presentándose como solución para Catalunya. “Desde fuera de Catalunya –dijo el president Artur Mas, ausente en la marcha–, deben de escuchar con atención lo que va a pasar hoy. Que escuchen lo que la gente pide, lo que quiere y lo que siente”. El president estaba herido por las palabras que Rajoy pronunciara en una entrevista en TVE, en la que dijo que no era momento de “algarabías, líos, polémicas y disputas”. No quieres caldo, debió pensó el Artur Mas, pues ahora dos tazas. Y el independentismo catalán demostró la fuerza que aún le quedaba en una manifestación en la que los populares estuvieron ausentes y algunos socialistas, presentes, desafiaron a Pere Navarro. El alcade de Tarrasa, licenciado en Biología por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), militante del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) y primer secretario del PSC, pidió al president de la Generalitat si era partidario de la independencia de Catalunya. Navarro admitió que la manifestación de la Diada fue un éxito, pero también anunció que su partido mantenía la apuesta por un sistema político español federal. Advirtió a Mas que independencia y pacto fiscal eran incompatibles y le pidió que escogiera y dejase a un lado las “ambigüedades”.
Estaban presentes, en segunda línea, la esposa de Artur Mas, Helena Rakosnik, el expresidente catalán, Jordi Pujol, y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias. Una representación de la ANC y de la AMI (Asociación de Municipios Independentistas) abandonó la marcha para dirigirse por un atajo al Parlament y leer el manifiesto final que iniciaba el proceso de secesión. En una solemne declaración en la galería gótica del Palau de la Generalitat, Mas intentó restar “dramatismo”, alegando que era un proceso “normal” de una nación que tiene anhelo de libertad y que quiere progresar con un Estado propio. Un mes antes, en la misma galería, antes de iniciar las vacaciones, Mas sólo había animado a reivindicar el pacto fiscal, aprobado en julio en el Parlament. Pero hoy, la abrumadora respuesta de la ciudadanía le desbordaba por completo. Horas antes del inicio de la Diada, lanzó en inglés el ultimátum de que, sin la financiación, se abría la puerta a la independencia, y, un día después, ya hablaba del Estado propio. Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del Partido Popular en Cataluña, le avisó de que “jugar a dos bandas, se había acabado”. Pero Mas sostuvo que el pacto fiscal, que calificó de urgente, sólo era una etapa y recalcó que la única duda era que, si no lo conseguía, podía “acelerar el proceso” de la independencia. Confesó que “todo el mundo tiene en la cabeza que puede haber un adelanto electoral”. Y aguardó con impaciencia la entrevista del próximo día 20, en La Moncloa. “Le diré a Rajoy –repite– que no me escuche sólo a mí, a CiU o a los partidos. Que escuche a la gente y hasta ahora lo ha hecho poco, enfadándose a las primeras de cambio. Y que busque soluciones, si es que las tiene”.
El Parlamento catalán declaró el 11 de septiembre día de la Fiesta Nacional catalana (Diada de l'Onze de Setembre, Diada Nacional de Catalunya) que cuenta como símbolos nacionales con la bandera (cuatro barras rojas horizontales sobre fondo amarillo), la fiesta de la Diada y el himno Els segadors. Pero, tras esta magna manifestación en la que se exhibió la bandera independentista catalana, muchos, con un pie fuera de España, se sienten más legitimados que nunca para poner en marcha sus proyectos secesionistas. “El próximo 27 de septiembre –declara el diputado auntonómico Uriel Bertran, el secretario general de Solidaritat Catalana per la Independencia (SI)– someteremos a votación una declaración de independencia en el debate de política general que se realizará en el Parlament y pediremos coherencia a los partidos políticos que han participado este martes en la manifestación y a sus 86 diputados (CiU, ICV, ERC y SI) para que voten a favor de la declaración de independencia, lo que supone una amplísima mayoría del Parlament”. Oriol Junqueras, presidente de Ezquerra Republicana (ERC) arengaba ese día a sus tropas: “Si tuviésemos 68 diputados en el Parlament (es decir, justo la mayoría absoluta), estaríamos proclamando la independencia ahora mismo”. Oriol Pujol, Secretario general de Convergencia Democrática da catalunya (CDD), decía ese mismo día: “Esperamos que la Diada pase a la historia como el punto de inflexión en el que Cataluña emprende un nuevo camino hacia la libertad”. Y, la noche anterior, en el tradicional homenaje que se hace a los caídos en el cerco de Barcelona de 1714, había sido todavía más contundente. “Anhelar la libertad de Cataluña ha pasado de ser un imposible a ser un inevitable”, dijo ante un enfervorizado público independentista. Sabemos que vivimos un momento histórico: estamos en una transición nacional, reclamamos la soberanía fiscal y aspiramos a un Estado propio (...) ¿Somos radicales por querer vivir de nuestro esfuerzo? ¿Somos radicales por aspirar a la soberanía económica? ¿Somos radicales por saber que sólo podemos garantizar el país con un Estado propio? Lo que es radical es el proceso de recentralización. O que el PSOE tilde la propuesta de pacto fiscal de arcaica. O que se diga que Extremadura paga y Cataluña cobra. O la persecución del catalán que se hace en las Illes (Baleares) o en La Franja (la franja de Aragón que limita con Cataluña)”. Sin embargo, aún está por ver que CiU apoye una deriva parlamentaria secesionista que puede derivar en un conflicto político e institucional sin precedentes y que no tiene un final claro.
A la espera del inicio de la manifestación catalana.
En la Diada de este año se vieron pocas senyeras (banderas oficiales) porque los manifestantes tenían claro que lo que reclamaban era la secesión. E interiorizaron el lema “Nuevo Estado de Europa”. En cambio, abundaban las banderas “esteladas”. Ni la recordada Diada del 77, con un millón de catalanes en la calle, reclamando “Llibertat, Amnistia i Estatut d’Autonomia”, ni la del 10-J de 2010, que sacó a la calle a más de un millón de ciudadanos con el Gobierno catalán al frente, pueden compararse a la Diada de este año. Y los independentistas, con sus consignas y organización, ganaron la partida a los que sólo perseguían reclamar el pacto fiscal. Esta vez, los radicales ganaron por goleada. Contaron con un millar de voluntarios que realizaron labores de seguridad y de información, además de atender la intendencia que supuso el reparto de octavillas, banderas, banderines y pequeñas cartulinas. Entre las caras conocidas, el democristiano, Joseph Antoni Durán Lleida, sostenido por muletas; la vicepresidenta del Gobierno catalán, Joana Ortega; el expresidente, Jordi Pujol; los expresidentes del Parlamento Joan Rigol y Ernest Benach; los exconsejeros socialistas Ernest Maragall, Montserrat Tura, Marina Geli o Antoni Castells; el alcalde de Barcelona, Xavier Trias (CiU); el de Vic, Josep Maria Vila d’Abadal (UDC); de Gerona, Carles Puigdemont (CDC); el de Lérida, Ángel Ros (PSC), o los cantautores Lluís Llach y Gerard Quintana. Dos horas antes de la convocatoria oficial los gritos de “Independencia”, el canto del himno catalán “Els Segadors” o “L’Estaca del propio Lluis Llach, llenaban el aire de la capital catalana. Se trató de una protesta con pocas, pero significativas pancartas. “Ni pacto fiscal ni hostias. Independencia”, decía una. “Spain is Pain”, apuntaba una segunda. Otra reproducía al Ecce Homo, de Borja, con barretina y la anotación: “Así nos queda la cara cada vez que España nos roba”. Los lemas coreados se limitaron a reclamar la secesión. “In... Inde... Independenciaaaa” y “Boti, boti, boti, espanyol qui no boti (bote, bote, bote, español el que no bote)”.
Un 'castell' o torre de castellers, durante la manifestación independentista, en el en el Paseo de Gracia con Gran Vía.
En un acto político celebrado el mismo martes, Mas afirma que si no se llegaba a un acuerdo con el Gobierno central, Cataluña tendría “abierto el camino a la libertad”. Los problemas económicos, que llevaron a Mas a pedir un rescate del Gobierno central por 5.000 millones de euros, reforzaba, según él, las reclamaciones por un pacto fiscal similar al del País Vasco, una petición histórica del nacionalismo catalán. En las calles de Barcelona, los manifestantes pidieron un Estado en Europa. “Que el dinero se quede aquí”, propusieron. “Tenemos nuestra propia lengua, nuestra propia cultura y estamos hartos, ya basta”. Una reciente encuesta del periódico “La Vanguardia” muestra que, en una década, el número hipotético de votantes del 'sí' a una independencia ha subido del 36% al 51%.
Lleno en el Ritz de Madrid en donde se recibió al presidente catalán. Artur Mas dijo: “No nos hemos vuelto locos; Cataluña necesita un Estado”.
Sólo dos días después de la multitudinaria manifestación de la Diada, la mayor de la historia de Barcelona, que reclamó la independencia de Catalunya, Artur Mas viaja a Madrid, en donde interviene ante la plana mayor del empresariado español. El coloquio del desayuno informativo organizado por Nueva Economía Forum es monotemático sobre la cuestión de la independencia, aunque Mas no llega a pronunciar esta palabra. Insiste en la necesidad del pueblo catalán por decidir su propio futuro. El presidente de la Genealitar se mantiene tajante a favor de la creación de un nuevo Estado dentro de Europa. Asegura que su convicción independentista nace del fracaso de su perseverancia de las últimas décadas, en su intento por hacer encajar la identidad catalana dentro del Estado. “Durante décadas –dice– el proyecto ha sido intentar transformar el Estado para que el Estado fuera nuestro. Un Estado amable en el que Catalunya pudiera encajar. Pero, manifestaciones como las de la Diada demuestran que eso no ha sucedido. No habremos tenido la fuerza suficiente”, se lamenta. Por lo tanto, si no es posible adecuar las expectativas de los catalanes dentro de España “lo que tiene que entenderse es que Catalunya necesita un Estado. Y, después de años en los que Catalunya ha aportado a las arcas públicas españolas más de lo que ha recibido de las mismas, al final la gente dice basta”.
“Cataluña –explica Mas en Madrid–, se ha cansado de España por las dificultades que ha tenido para prosperar y España se ha cansado de Cataluña porque tiene la sensación de que siempre se queja y siempre pide”.
Mas compara la relación entre su país y España con la que existe entre el Norte de Europa y el Sur del continente. Dice que “hay una fatiga mutua” entre España y Catalunya. Y que los catalanes “se han cansado” de “no poder progresar bien” por la asfixia del Estado, y tienen la sensación de que “no se le acepta como es”, con su lengua y su cultura propias. Por contra, España “se cansa de la forma de hacer de Catalunya” y percibe que es una comunidad autónoma “que siempre pide y siempre se queja”. Mas justifica esa percepción desde el prisma catalán. “Porque, los nacionalistas catalanes estuvieron en los Pactos de La Moncloa, contribuyeron a la redacción de la Constitución, estuvieron al lado del rey, durante el golpe de Estado del 23-F, y siempre que ha habido un Gobierno en minoría, le han respaldado en el Parlamento”. En cambio, reconoce, Catalunya se ha encontrado con una “invasión competencial permanente”. El Estado ha negociado las reformas estatutarias “siempre a la baja”, se ha mantenido un “déficit fiscal inamovible” durante los últimos 30 años y tiene la sensación de que “cuando se habla de identidad y de cultura”, no se les entiende en Madrid e incluso se les “menosprecia”. Mas emplaza a los poderes centrales del Estado a “no minimizar lo que está ocurriendo en Catalunya”, porque si se le da menos importancia de la que tiene, “se cometería un gravísimo error”. Lamenta no poder encajar ese proyecto soberanista dentro de una España federal, porque el problema de ese modelo es que, “a parte de Catalunya y de otros territorio, la mayoría no cree en esa España federal”. Como ejemplo, recuerda que “en 35 años de democracia” no se ha producido una reforma del Senado para convertir a la Cámara Alta en una verdadera cámara territorial.
“España está muerta. Larga vida a Cataluña; Europa, no mires a un lado”, se puede leer en estas pancartas.
“Artur Mas (escribe José Ramoneda en su artículo ‘Cataluña cambia de escenario’, en El País) ha dejado en segundo plano la cuestión del pacto fiscal –argumento central de la legislatura hasta el momento– para desplazar el acento hacia la transición nacional. Y defendió como algo “natural” y ‘sin dramatismo’ que Cataluña tenga un Estado propio para ser un país como los demás… Las nuevas generaciones no tienen nada que ver con la generación de la Transición. Carecen de los miedos, las complicidades y los prejuicios que teníamos nosotros. Han sido formadas en la escuela catalana, con unos referentes culturales muy distintos y han asumido con naturalidad la condición de Cataluña como país. Los hijos de quienes llegaron a Cataluña en los años sesenta desde el resto de España, nacieron aquí y tienen unos parámetros sentimentales muy distintos. Por eso el independentismo ha crecido en transversalidad social y cultural... Treinta años después, el Estado de las autonomías no ha resuelto el problema de la inserción de Cataluña y del País Vasco, sino más bien al contrario: los ha acercado a la puerta de salida. Y la crisis económica, que ha convertido en verdad social indiscutida en Cataluña que estar en España tiene un coste altísimo para su bienestar, ha agravado el desencuentro… Artur Mas ha optado por asumir el reto de canalizar políticamente lo que él llama la transición nacional. Es una decisión de altísimo riesgo. Y muy especialmente en un contexto de crisis y en la delicada situación económica de Cataluña. Es una apuesta que carece de término medio. O pasa a la historia o se hunde en un gran fiasco… Es lamentable el desdén de Mariano Rajoy. Llamar algarabía a una manifestación de centenares de miles de personas es un desprecio que solo se explica por la impotencia política del presidente…Tal como van las cosas, no sería extraño que Cataluña votara en primavera. Entonces veríamos la envergadura exacta del cambio de escenario”.
Banderas 'esteladas' independistas, en la manifestación catalana.
Gabriel Jaraba titula, desde su blog (gabrieljaraba.wordpress.com/): ‘Catalunya nova època (1): el naixement d’una nació”. Traducimos los puntos más interesantes: “No, no ha sido una manifestación de los independientes sino una demostración masiva de patriotismo. Que se me entienda: no niego el carácter independentista de la manifestación del 11 de septiembre de 2012. Sólo digo que el independentismo, hasta ahora “ideología” (en el sentido marxista) de un sector de catalanes, se ha convertido en el relato central en el que se expresa el patriotismo de la mayoría de catalanes. Como mínimo, de los que se sienten conscientemente patriotas y se movilizan para cambiar el destino de nuestro país. Siempre he sospechado de este independentismo localizado, precisamente porque afirmaba representar a toda la nación, y la nación es mucho más, como mínimo, que las formas que ha tomado hasta este momento este movimiento. Pero ha sido el pueblo quien ha hecho suya la posición independentista, por razones complejas y sencillas. El independentismo ha ganado la batalla del relato porque, sencillamente, ha sido la única fuerza política que tenía uno. Hablaremos, en artículos sucesivos, de los otros partidos en contraste con éste, pero sólo ahora hay que decir que no basta políticamente con serlo y presentarse a las elecciones… Las dos millones de personas que salieron a la calle no eran “los nacionalistas”. Eran, sencillamente, el pueblo… Una demostración patriótica que ha demandado y marcado un cambio de régimen… La nueva época de Cataluña es su nacimiento como una nación… Una cosa es ser nación por historia y voluntad y otra, serlo por ley y con todas las consecuencias. Por eso el 11 de septiembre del 2012 marca el nacimiento de la nación catalana al siglo XXI”… Jaraba termina confesando que nunca ha sido independentista, ni nacionalista, sino internacionalista. Pero la necesidad de la causa le hace serlo. “No porque no haya más remedio, ni tan siquiera porque sea justo y necesario: porque el independentismo ha sabido mostrar al mundo el mejor rostro de mi nación, y con él, el mejor rostro de todos sus ciudadanos. Por eso –concluye–, además de comunista, yo también soy independentista”.
Sandra Peralta, protesta, arrojándole una tartera vacía a la presidenta Aguirre.
Tras las vacaciones veraniegas, las aulas se reabrieron esta semana. El curso escolar 2012-2013 se inauguró el lunes pasado en Madrid, con el desconcierto de numerosos padres sobre el uso del tupper en los comedores y la amenaza de movilizaciones por parte de los sindicatos de profesores. La presidenta de Madrid, animada por la última decisión de Eurovegas de apostar por Madrid, no se olvidó de acudir al centro público Virgen de Navalazarza de San Agustín, en Guadalix de la Sierra, en donde inauguró el curso escolar sin dejar de hacer proselitismo. Anunció que todos los nuevos colegios públicos serían bilingues a partir del próximo curso. Y cuando dice bilingüe, la presidenta no piensa en la lengua española y la francesa, la más próxima a España, sino en la inglesa. “Madrid –dijo– es la primera Comunidad Autónoma de España que da un paso tan importante y estoy convencida de que otras no seguirán. Porque todos sabemos que el futuro pasa ineludiblemente por dominar el inglés”. Fue entonces cuando una madre, Sandra Peralta, protestó, aunque no fue en inglés sino en castellano, arrojándole una tartera vacía. “Quería dársela y no tirársela”, se justifica mientras dice que vive en una situación extrema. Explica que tenía una casa que perdió porque su marido avaló a quien no debía. Sandra perdió también su empleo, lo mismo que su marido, y ahora limpia casas y él hace chapuzas de pintura. Para colmo, este curso ha perdido la beca para los libros de su hija y tampoco recibirá la de comedor. Todo esto quería explicarle a la presidenta Aguirre, que, rodeada de policías, no tuvo ni tiempo ni ganas de escucharla. Por esto Sandra le arrojó la tartera sin que llegara a la presidenta, quien, por una vez, cedía involuntariamente su protagonismo en aquel incidente. Una presidenta que no dejó de sonreír ante la apuesta de Adelson por Madrid.
Sandra Peralta, argentina de 47 años y madre de dos niños de 6 y 16 años, con serios problemas para llegar a fin de mes, se convierte, sin quererlo, en protagonista del día al haber arrojado un tupper a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. ¿Su intención? Protestar por la nueva normativa de Aguirre, que cobrará a los alumnos que acudan al colegio con la comida de casa. “Llevo en España 12 años –trata de justificarse– y estoy casada con un español. Tenemos dos hijos de 6 y 16 años y mi madre, que sólo recibe una pensión de 200 euros, también vive con nosotros. Hace poco yo, que trabajaba en una fábrica, me quedé en paro y mi marido tuvo que cerrar su negocio de venta de empanadillas argentinas. Como era autónomo, él no tiene paro. Sobrevivimos con 600 euros al mes y ya se nos están acabando los ahorros. No sabemos ni cómo vamos a pagar ya el alquiler de nuestra casa y a nosotros, a los pobres, nadie nos ayuda nunca. En mi vida, había reaccionado así. Sólo pretendía acercarme a la presidenta, darle el tupper y preguntarle si ella enviaría a una niña de 6 años, que no sabe ni usar el microondas, a la escuela con él. Pero no era mi intención arrojarle el tupper, fue un impulso totalmente espontáneo que me salió cuando la Guardia Civil me impidió acercarme a ella”. Pero, con su lanzamiento de tuppers a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Sandra Peralta revoluciona las redes sociales. A la serie de #PelisConTupper, que arrasó en Twitter, le han seguido diversas adaptaciones de carteles del cine con la popular tartera de protagonista.
La presidenta Aguirre había sido recibida con vítores en el colegio público pero fue despedida con la protesta de cinco interinos ataviados con las camisetas verdes en defensa de la educación pública que exigían “menos tupper y más maestros”. La presidenta dijo que habría 1.500 auxiliares nativos más para dar conversación en inglés. Ya había anunciado que todos los colegios nuevos que se construyan en la región serán bilingües sin necesidad de votación por parte del claustro de profesores. Pero no dijo nada sobre la protesta por los tupper. El mismo día en que ocurrieron estos hechos, el fabricante de recipientes de plástico lanzaba una nueva campaña de promoción de su familia de productos “para ayudar en la correcta alimentación de millones de niños que desde hoy se incorporan a las aulas”. Según el comunicado de la compañía, el comienzo de un nuevo curso escolar trae consigo “la necesidad de transportar al cole la comida casera en las mejores condiciones y con un recipiente que facilite su calentamiento en el microondas”. Aunque la calidad de los productos de esta marca es reconocida a nivel mundial, muchos padres consideran que es muy difícil que sus hijos pequeños puedan hacerse cargo de la preparación de su comida en el colegio, aunque sólo sea 'llevar y calentar'. Pero Tupperware se aprovechó del escándalo, asegurando ser la “empresa líder en la venta a domicilio de recipientes plásticos”. Sus productos presentan un “diseño de calidad para el transporte de los alimentos y su uso en el microondas con la máxima seguridad”. La compañía asegura disponer de una línea de productos ideal para niños, para el transporte de bebidas, sándwiches, bocadillos, galletas y frutas, cargada de colores vivos, con la única intención de que la vuelta al cole “sea más fácil y alegre".... con el 'tupper'. Pero les salió rana.
A las puertas del colegio se hablo del famoso tupper, la alternativa de algunas comunidades, entre ellas la de Madrid, para las familias que no puedan pagar el comedor escolar. “Hoy, los niños pueden venir con el tupper y nosotros no tenemos nada preparado porque la Comunidad ha dejado todo en manos de los Consejos Escolares” explica una profesora de 5º y 6º de Primaria. “Puede ser que la tartera se convierta en un simple bocata. Y eso es preocupante porque, en algunos casos, lo que comen aquí los niños es la comida más equilibrada que hacen a lo largo del día”. Aun así, lo prioritario es el personal. "Solo los alumnos de 5º y 6º podrían calentarse ellos mismos la comida. Pero ¿y los pequeños?”. El tupper se ha convertido en muchas autonomías, como Madrid, la Comunidad Valenciana o Cataluña, en el símbolo de los recortes en la educación. El Gobierno de Aguirre anunció en julio que permitiría a los padres mandar a sus hijos al colegio con una tartera y dejó la decisión final en manos de los consejos escolares, que deberán ahora fijar los precios de comedor para los estudiantes que no recurran al menú pero usen las instalaciones. Las ayudas al comedor, que en la mayoría de los centros se ofrecen a partir de octubre, se han reducido de 29,3 a entre 16 y 18 millones, según estima Educación.
La Comunidad Valenciana dice que el cobro por fiambrera busca “ahorro para las familias”. Pero, los niños que lleven fiambrera al cole pagarán hasta tres euros en Cataluña. La patronal de la restauración en colegios, FEADRS (Federación Española de Asociaciones Dedicadas a la Restauración Social), calcula que el 52% del precio del menú –que en Madrid asciende a 4,8 euros– se destina a contratar monitores, nutricionistas y equipos de limpieza, según estimaciones recogidas por la agencia Efe. La otra mitad corresponde a los ingredientes y a la elaboración de las comidas en los centros. La Comunidad de Madrid baraja poner a los profesores a vigilar las horas de recreo de comedor (excluido el tiempo estricto del almuerzo) para ahorrar ese coste a los padres, según indicó la propia Aguirre. Los sindicatos rechazan la propuesta, pues aseguran que se emplearían las horas complementarias de los docentes (cinco semanales), que tendrían que restarse a labores como entrevistas con los padres, asistencias a reuniones o investigación. Al margen de la fiambrera, el curso empieza con un 2,1% de alumnos más (1.138.390 estudiantes en total) y unos 2.000 profesores menos, según estimaciones de los sindicatos. La Consejería de Educación no comparte esa cifra y asegura que hay especialidades, como inglés, en la que tendrá que contratar interinos “que han suspendido la oposición”. Además, la Comunidad de Madrid ha eliminado las becas de libros de texto que el curso pasado recibieron 310.000 familias, y las ha sustituido por un sistema de préstamos. La partida de libros y comedor sufrió un recorte de 28 de los 59,3 millones de euros con los que contaba hasta julio, cuando se aprobó un tijeretazo de 1.045 millones en el presupuesto regional. Las ayudas al comedor, que en la mayoría de los centros se ofrecen a partir de octubre, se reduce de 29,3 a "entre 16 y 18 millones", según estima Educación.
Y, ya que hablamos de enseñanza, ¿se ha preguntado alguna vez quién es el ministro peor valorado de la historia? A juzgar por cómo valoran los ciudadanos la gestión de José Ignacio Pert, éste se lleva la nota más baja desde que el CIS realiza estos barómetros, en noviembre de 1983. Son sólo 2, 49 puntos. Hasta el momento, el ministro peor puntuado era Carlos Solchaga, titular de Economía con Felipe González, quien, en diciembre de 1992, se llevó un 2,54. Ángeles González-Sinde, ministra de Educación con Rodríguez Zapatero, que impulsó la polémica 'ley Sinde' contra las descargas en Internet, obtuvo una nota de 2,55, en 2011. Curiosamente, Wert se encontraba, en estos días de inicio de curso escolar, impartiendo unas conferencias en Atalanta, Estados Unidos.
Cientos de miles de personas, procedentes de todos los rincones de España, llegaban ayer, sábado, secundado la primera llamada a la movilización de las más de 900 entidades, colectivos profesionales y asociaciones que conforman la Cumbre Social, puesta en marcha para intentar frenar las “medidas antisociales” que está llevando a cabo el Partido Popular desde su llegada a la Moncloa. Vinieron de todos lo puntos de España y se sumaron a las mareas temáticas identificadas con colores: roja (sindicatos), verde (educación), naranja (servicios sociales y dependencia), blanca (sanidad), violeta (asociaciones de mujeres) y negra (servicios públicos en general). Las calles del centro de Madrid se convirtieron en un grito uniforme a favor de la celebración de un referéndum en el que la ciudadanía tenga la oportunidad de expresarse sobre los recortes del Gobierno y el hipotético rescate. Amenizados por canciones como el “No nos moverán” o “La muralla”, himnos de la lucha social, los manifestantes se citaron en la plaza de Colón, con globos, banderas y pancartas que recogían sus reivindicaciones. La marea de manifestantes tomó Madrid para exigir que el Gobierno someta a referéndum su desmantelamiento del Estado del bienestar. Sindicatos, entidades y asociaciones profesionales convirtieron el centro de la capital en un clamor contra la política de Rajoy y reclamaron una salida social a la crisis. Bajo el lema “Quieren arruinar el país”, decenas de miles de manifestantes se congregaron en la plaza. La multitudinaria manifestación llegaba en un punto de máxima tensión para el Partido Popular, que no sabe si pedirá el rescate a un mes de las elecciones vascas y gallegas. Entre las pancartas que se exhibieron, muchas recordaban la subida de impuestos: “El Gobierno es un arma de destrucción +IVA”. El mensaje lo lanzaron unos policías locales de Barcelona.
Un bombero despliega una pancarta de protesta sobre un muro.
Los convocantes de la denominada Cumbre Social, encabezados por UGT y CC.OO., exigían el fin de los recortes y reclamaban que los ciudadanos se pronunciasen sobre las medidas a aplicar. “Es el tiempo de devolver la palabra a la ciudadanía”, “La llave de la huelga general la tiene el presidente del Gobierno” aseguraron Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, líderes de UGT y CC.OO., quienes volvieron a plantear la posibilidad de convocar una nueva huelga general y apuntaron que “hoy debe ser un día de reflexión del Gobierno y va a marcar un antes y un después”. Cayo Lara, coordinador general de IU, afirmó que la concentración en Colón fue una “moción de censura social” a la política del presidente del Gobierno. Rajoy no tiene “legitimidad”, según Lara, para aplicar su política, ya que está gobernando con un “programa electoral distinto” al que le permitió ganar el 20 de noviembre pasado. “No le vamos a consentir que tengamos que pagar la inmensa estafa de la banca”, advirtió al presidente Rajoy, pidiéndole que deje de mentir.
Mientras cientos de miles de manifestantes se unían en Madrid con gritos contra las medidas del Gobierno, el ministro de Economía, Luis De Guindos, explicaba desde la Cumbre del Ecofin, en Chipre, que “los sacrificios son ineludibles” e intentaba relajar el clima que se respiraba desde la capital de España. Y, desde Gandía, el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, con un ojo puesto en lo que acontecía en Madrid, explicaba a la sociedad que el Gobierno “aplica ajustes que pretenden ser equilibrados socialmente para que podamos tener una recuperación económica pero que salvaguarden la cohesión social”. Pero, desde la Plaza de Colón, los sindicatos, partidos políticos de izquierda, organizaciones profesionales, empleados del sector público y personas indignadas por el tijeretazo en el gasto social y el asalto a los derechos de los trabajadores, mostraron su rechazo a la forma en la que los conservadores intentan atajar la crisis económica.
Llamaba especialmente la atención la afluencia de empleados públicos –bomberos, médicos, enfermeros o empleados de Correos– que acudieron a la convocatoria ataviados con sus uniformes de trabajo. Muchos manifestantes habían tirado de ingenio e improvisación para plasmar en carteles su rechazo a las políticas de Mariano Rajoy. Había pancartas con lemas tales como “Esperanza, jódete, soy arquitecta o no estoy muerta”, en relación a las polémicas declaraciones de la presidenta madrileña, o “Tranquilos, no hace falta sacarse una carrera, ya trabajaremos en Eurovegas”. Las pancartas y proclamas representaban a toda la España plural, escritas en todas las lenguas que se hablan en España. Un grupo de funcionarios catalanes portaban una en la que podía leerse: “Sense drets, sense futur, no tinc res” (“Sin derechos, sin futuro, no tengo nada”).
De las inmediaciones del Ministerio de Sanidad también salió la marea naranja, compuesta por personas afectadas por los tijeretazos en servicios sociales y la Ley de Dependencia. Fueron especialmente aplaudidas al llegar a la Plaza de Colón: las asociaciones de mujeres, que temen que el ministro de Justicia, instale una normativa sobre el aborto aún más restrictiva que la antigua ley de supuestos, los sindicalistas del SAT, la organización de la que forma parte Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda (Sevilla), varios grupos de mineros llegados desde Castilla y León, Aragón y Asturias.... Y la imagen de un ataúd portado en hombros con la inscripción: “Paga extra. No me he ido, me han echado”. Mientras esto ocurría en centro de la ciudad, la calle de Génova, en donde está la sede del PP, estaba ocupada por un batallón de policías. Más de 30 furgones y algunos agentes montados a caballo blindaba la sede del PP, que permanecía inexpugnable. Y en el Congreso se repetían las mismas escenas.
Entramos en la sección de humor propiamente dicha, con cuatro dibujos de R. Varona: Pitufada, entrevista televisiva de Rajoy, Rajoy invita a la concejala del PSOE, carro de combate de Sánchez Gordillo y compañía de aviación de Ryanair.
Otros dibujos humorísticos: Peridis (Mas y Rajoy, Cruzando el Rubicón, y Hagan juego, señores), Erlich (Independencia, ya; donde hay miseria, pon un casino; Ramón (Eurogorrión de Alcorcón y Tordesillas) y otros.
Pep Roig nos presenta: Réquiem por Mallorca, Eurochantaje, Raaaajjjjooooyyyy…, Educación peligrosa y Cumplidores del sadismo económico.
Y, para terminar, les invito a contemplar estos cuatro vídeos de la actualidad. El primero es la manifestación multitudinaria en Barcelona, durante la Diada del Onze de Setembre, de 2012.
Paco Elvira es el autor de estas vistas tomadas en el cruce de Diagonal con Paseo de Gracia con Gran Vía.
El mítico Bob Dylan acaba de sacar un nuevo álbum, “Tempstad”. 35 discos y 50 años dedicados a la música hacen de Dylan uno de los imprescindibles de la música internacional. A continuación , escuchen el primer single. Duquesne whistle.