En circunstancias normales o habituales, Espectadores habría cumplido catorce años con la mente puesta en el 22º BAFICI. Posiblemente habría soplado rápido las velitas para ocuparse de dos tareas todavía más gratificantes: armar el cronograma de funciones y elegir –en ocasiones editar– las imágenes destinadas a ilustrar una nueva cobertura excluyente.
En cambio, nuestro presente atípico le impuso este espacio una coincidencia desafortunada: el Ministerio de Cultura porteño eligió justo el 3 de abril para anunciar su decisión de cancelar «momentáneamente» el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, cuyo comienzo estaba previsto para el 15 del mismo mes. Si el autor de la gacetilla oficial utilizó ese adverbio con la intención de generar expectativas respecto de una eventual reprogramación para la segunda mitad de 2020, parecen escasas las probabilidades de éxito: la mayoría de los medios sugirió o aseguró que el 22º BAFICI se realizará en 2021.
Por si hiciera falta, vale señalar que Espectadores cumplió años en plena cuarentena anti-coronavirus. Desde que el Gobierno nacional decretó el también llamado «aislamiento social, preventivo y obligatorio«, el blog se concentra en la suerte que los integrantes de nuestra comunidad audiovisual y sus obras más recientes corren tras la suspensión de las distintas instancias de producción cinematográfica y el cierre de las salas de exhibición.
Esta impensada cobertura especial abarca los reclamos y propuestas de nuestros realizadores para reducir el daño que el parate derivado de la pandemia provoca a nivel laboral, económico, socio-cultural, y las medidas que el INCAA, el Ministerio de Cultura de la Nación, incluso el ENACOM toman con el mismo propósito. Bajo este paraguas editorial, la reproducción de anuncios institucionales aumentó y la publicación de reseñas disminuyó drásticamente.
Con los años, Espectadores forjó vínculos con realizadores y con agentes de prensa especializados en promocionar películas argentinas. De esta manera se familiarizó con los entretelones de la actividad cinematográfica nacional y admiró todavía más a quienes escriben, componen, filman, protagonizan relatos que nos definen, interpelan, cuestionan, inspiran y acaso mejoran.
En este contexto complicado, el blog se siente todavía más cerca de esta comunidad tan querida. De ahí la decisión de privilegiar la difusión de sus reclamos y de sus gestos solidarios (liberar films en Internet, programar ciclos gratuitos, donar dinero recaudado) y de acompañar los estrenos de largometrajes hechos en casa, que le torcieron el brazo a la adversidad.