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Causas de la Segunda Guerra Mundial (II)

Por Liber
Causas de la Segunda Guerra Mundial (II)En este artículo seguimos analizando las principales causas del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Haz clic en Causas de la Segunda Guerra Mundial (I) para leer la primera parte.

La Sociedad de Naciones

La Sociedad de Naciones fue una organización creada por el Tratado de Versalles. La idea era que actuase como una especie de policía internacional para garantizar la paz en Europa. La organización serviría como árbitro de conflictos internacionales.

Por ejemplo, si un país sufría una agresión extranjera podría recurrir a la Sociedad de Naciones para que esta aprobase resoluciones sancionadoras (embargos económicos, sanciones militares, etc.). Sobre el papel la idea parecía buena pero a la hora de verdad terminó siendo un verdadero despropósito.

Cuando Japón invadió Manchuria, la Sociedad de Naciones no respondió como se esperaba, ya que Francia y Gran Bretaña no querían malas relaciones con el país nipón. Italia copió el ejemplo en 1935 con Abisinia (Etiopía) y lo único que la Sociedad de Naciones hizo fue actuar con gran lentitud y negligencia.

Los países veían que podían realmente salirse con la suya adoptando políticas internacionales agresivas. Al final, nadie confiaba en la capacidad de protección de este organismo internacional: no mucho tiempo después sería Alemania la que lanzaría sus órdagos envalentonada por las tibias reacciones de los estados miembros.

La debilidad de la Sociedad de Naciones fue una de las principales causas del estallido de la Segunda Guerra Mundial, ya que de haber funcionado bien se habría logrado mantener la paz en Europa y no se habría desencadenado probablemente ningún conflicto, al menos no a gran escala.

La política exterior de Adolf Hitler

Los alemanes aún estaban recuperándose de su derrota en la Primera Guerra Mundial. El deseo de venganza por cómo se había tratado a su país durante las dos décadas posteriores al primer gran conflicto mundial marcó decisivamente la política exterior de Adolf Hitler. A continuación aparecen recogidos los principales puntos de la visión internacional del Führer:

Incumplimiento de las cláusulas de Tratado de Versalles

Hitler supo explotar la aversión que sentían los alemanes hacia el Tratado de Versalles. Asimismo, era consciente de que la mayoría de los europeos coincidían en que el tratado se había implementado de manera demasiado agresiva y unilateral.

Cuando Hitler comenzó a incumplir los términos del tratado, no fue castigado por una Sociedad de Naciones que se sentía paralizada por la culpa tras la desastrosa gestión de la cuestión alemana. Ahora bien, si Hitler iba a recuperar todo lo que Alemania había sacrificado con la firma del Tratado de Versalles, entonces iba a tener que invadir otros países soberanos.

Proceso de rearme

Hitler quería que Alemania volviera a ser una potencia dominante en el escenario europeo y para ello tenía que reconstruir su potencia militar de antaño mediante un rearme a gran escala. La Gran Depresión fue la excusa perfecta a la que aferrarse para justificar el rearme y el aumento del ejército alemán, bajo el pretexto de mitigar el altísimo desempleo que afectaba al país.

La coyuntura de crisis financiera fue hábilmente aprovechada por Adolf Hitler. Por una parte, formar militarmente a la juventud serviría para reducir el desempleo y por otra parte se conseguiría fomentar ese nacionalismo belicista que tanto perseguía la ideología nacionalsocialista.

El Tratado de Versalles le había dado a cada nación su propio estado. Lógicamente, una de las consecuencias de la desaparición del Imperio Prusiano fue que ahora había hablantes de alemán dispersados por toda Europa.

La soberanía de territorios como Alsacia o Lorena había sido históricamente fuente de conflicto entre Francia y Alemania, así que si Hitler lograba recuperar de nuevo los antiguos territorios alemanes y cohesionarlos en un solo país lograría consolidar de nuevo el orgullo patrio. Para ello, Adolf Hitler tenía que invadir naciones que ahora eran soberanas y que habían sido reconfiguradas tras la victoria aliada de 1918. El potencial de conflicto bélico era más que evidente en la antesala de la Segunda Guerra Mundial.

Ganar "espacio vital" (Lebensraum) para Alemania

La única manera de la que Adolf Hitler podía conseguir esto era haciéndose con el control de los países limítrofes con la Alemania nazi, incluso si era a costa de iniciar otra guerra.

Limpiar étnicamente el Reich

Para potenciar el nacionalismo alemán, Hitler defendió la noción de que la raza alemana (aria) era la más pura y perfecta, quedando el resto supeditadas a esta (los miembros de otros pueblos como el judío, el gitano o el eslavo pasaron a denominarse Untermensch o subhumanos).

Si el Führer quería limpiar el Reich, tendría que librarse de aquellos que mancillasen su visión racista. Con estas afirmaciones se estaba dejando caer claramente su disposición para cometer genocidios en Alemania y en los países fronterizos con el fin de garantizar el estatus superior de la raza alemana.

Destruir el comunismo

Para acometer esta tarea, a Adolf Hitler no le quedaría más remedio que declararle la guerra a la Unión Soviética. Para ello tendría que atravesar primero Polonia: la posibilidad de guerra era por tanto una cuestión de tiempo más que de probabilidades. Asimismo, Gran Bretaña y Francia habían mostrado su rechazo a los ideales defendidos por el comunismo, lo que podría hacer pensar en un hipotético apoyo interesado al Tercer Reich llegado el caso.

Aunque la Unión Soviética entró a formar parte de la Sociedad de Naciones en 1934, terminó abandonando la organización internacional en 1939 tras darse cuenta de que esta no le brindaría protección en caso de un ataque germano.

A medida que Hitler perseveraba en la consecución de sus objetivos, Gran Bretaña y Francia trataban de rebajar la tensión mediante una política temerosa de consentimiento, lo que terminó fortaleciendo al Führer. Las políticas exteriores nacionalsocialistas fueron un factor clave en el camino hacia la Segunda Guerra Mundial.

No nos engañemos, desde un principio todo el mundo supo que la única manera de pararle los pies a Hitler sería la guerra, aunque no se quisiera admitir por el recuerdo aún fresco de los horrores de la anterior. La tabla a continuación expuesta muestra de manera esquemática las acciones de Hitler, sus motivaciones y las respuestas de los principales vencedores europeos de 1918.

Exigencias del Tratado de Versalles
  1. Las fuerzas armadas de Alemania serían ampliamente reducidas y sometidas a grandes limitaciones.
  2. La región de Renania se convertiría en una zona desmilitarizada.
  3. Se le prohibía a Alemania la unión con Austria.
  4. La región de los Sudetes pasaría a estar bajo soberanía de Checoslovaquia, estado recientemente creado.
  5. Polonia recibiría antiguos territorios de la Pomerania prusiana (conocidos como "el corredor polaco") para tener acceso directo al mar Báltico.
Respuesta de Adolf Hitler
  1. En 1933, Hitler aumenta el tamaño de las fuerzas armadas alemanas. En 1935, pacta con Inglaterra para poder aumentar sus fuerzas navales e introduce el reclutamiento obligatorio de tropas en 1936.
  2. En marzo de 1936, Hitler envía tropas a la región de Renania, violando las disposiciones del Tratado de Versalles.
  3. Tras un periodo de influencia nazi cada vez mayor, en 1928 los austriacos votaron en un referéndum sobre si querían anexionarse a la Alemania nazi o no. Alemania envió tropas a Austria para supervisar las votaciones. El 99,75 % de los votantes se decantó por el Ja! (sí).
  4. En 1938, Hitler afirmó que estaba preparado y dispuesto para enfrentarse a Checoslovaquia. Tras reunirse con representantes de Gran Bretaña, Francia e Italia (Acuerdos de Múnich), Hitler consiguió los Sudetes sin disparar ni un solo tiro.
  5. El 1 de septiembre de 1939, Alemania invade Polonia por el oeste. El 17 de septiembre de ese mismo año, fuerzas soviéticas lanzan una ofensiva por el este. Polonia se divide en dos partes: al oeste, una bajo jurisdicción nazi y al este otra bajo jurisdicción soviética.
Justificaciones
  1. Hitler afirmó que necesitaba un ejército mayor para proteger a Alemania y para combatir la alta tasa de desempleo derivada de la Gran Depresión.
  2. Francia y Rusia habían acordado protegerse mutuamente de Alemania. Hitler afirmó que estaba en su derecho a estacionar sus tropas dentro de las propias fronteras alemanas.
  3. Había muchos alemanes viviendo en Austria y Hitler le comunicó al pueblo austriaco su voluntad de Anschluss (unión). Austria no andaba muy boyante a nivel económico y Hitler prometió resolver sus problemas.
  4. Había muchos alemanes viviendo en los Sudetes y Hitler quería sumarlos al Tercer Reich. También cimentó sus pretensiones sobre la premisa de que las autoridades checas maltrataban a los alemanes de los Sudetes.
  5. Había alemanes viviendo en Polonia (caso de la ciudad de Danzig) y Hitler quería que pasaran a formar parte de la Gran Alemania. Hitler quería también más "espacio vital", defendiendo así uno de los principales pilares de su política exterior.
Respuesta de Gran Bretaña y Francia
  1. Gran Bretaña se mostró flexible con Alemania, al considerar que el Tratado de Versalles había ido demasiado lejos. Francia en cambio reaccionó mal, pero poco margen de maniobra tenía sin el apoyo británico.
  2. Muchos británicos pensaron que Hitler tenía todo el derecho del mundo a estacionar sus propias tropas en Renania. Francia no iba a hacer nada sin el apoyo británico, así que no hubo mayores consecuencias.
  3. Francia y Gran Bretaña se negaron a brindarle apoyo al gobierno de Austria. El primer ministro británico, Neville Chamberlain, consideró que el Tratado de Versalles era un error en este aspecto y consideró que Austria y Alemania debían estar unidas.
  4. El 29 de septiembre, tras numerosos encuentros, Gran Bretaña y Francia alcanzan un acuerdo para darle a Hitler los Sudetes. No obstante, también advierten al Tercer Reich de que si invade Polonia obtendrá una declaración de guerra.
  5. El 2 de septiembre de 1939, Gran Bretaña y Francia le declaran la guerra a Alemania y comienza la II Guerra Mundial. Este movimiento pilla un poco por sorpresa a los alemanes, dado que ambas naciones habían incumplido previamente sus compromisos diplomáticos en aras de mantener unas relaciones mínimamente distendidas con Berlín.

La política de apaciguamiento

Cuando Adolf Hitler comenzó a incumplir el Tratado de Versalles, la Sociedad de Naciones (o lo que es lo mismo, Francia y Gran Bretaña) optaron por una política de apaciguamiento, similar a la adoptada con Japón e Italia. A medida que el Führer iba quebrantando más y más cláusulas, Alemania iba haciéndose cada vez más poderosa.

Pese a ello, siguió buscándose la cordialidad con Hitler. Al final, los Aliados llegaron a la conclusión de que si seguían permitiendo que Alemania siguiese yendo cada vez más y más lejos, llegaría un punto en el que sería un enemigo imposible de derrotar.

Lo cierto es que para cuando se llegó a esta conclusión ya era demasiado tarde: Alemania había recuperado vastos territorios, había modernizado asombrosamente su ejército y había vuelto a ser una gran potencia en Europa.

Si Francia y Gran Bretaña hubiesen atacado Alemania al principio, cuando Hitler estacionó sus tropas en Renania, tal y como él mismo admitió, la Segunda Guerra Mundial habría durado seis semanas y no seis años. Por consiguiente, la política de apaciguamiento fue una de las grandes causas de la Segunda Guerra Mundial.

La complicada madeja que interconecta las causas de la Segunda Guerra Mundial

Fueron varios y diversos los factores que contribuyeron al estallido de la II Guerra Mundial. La principal causa fue la propia I Guerra Mundial. Una vez terminada esta con la capitulación de una Alemania que aún deseaba seguir luchando se vislumbró en el horizonte la llegada de otra nueva gran guerra.

De la desconfianza hacia Alemania nace el Tratado de Versalles. De las duras exigencias económicas de este tratado llegamos al Plan Dawes, plan que causaría problemas en toda Europa con la llegada de la Gran Depresión. El Tratado de Versalles gestó la Sociedad de Naciones, que terminó siendo un fiasco que no servía para salvaguardar la paz internacional.

La política de apaciguamiento de este organismo internacional solo sirvió para que Japón e Italia invadieran otros países sin sufrir graves consecuencias. Esto fue el caldo de cultivo ideal para que Alemania, con la agresiva política exterior de Hitler, siguiese los pasos de sus amigos del Eje.

Al final, se llegó a un punto en el que la Sociedad de Naciones se vio forzada a cambiar de política hacia Hitler e, irremediablemente, Francia y Gran Bretaña le tienen que terminar declarando la guerra a Alemania. Sin embargo, Alemania se había convertido ya en una nación poderosa y la contienda se convertiría en la más devastadora conocida por el hombre.

No debe culpabilizarse solo a Alemania del comienzo de la II Guerra Mundial en 1939: casi todos los países involucrados contribuyeron a su estallido, ya fuera activamente como Gran Bretaña o Francia con la adopción de una ineficaz política de apaciguamiento durante mucho tiempo o pasivamente como Estados Unidos con su política totalmente aislacionista hasta 1940.


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