Película directamente derivada de los excesos del Me Too (curiosamente estamos viviendo un fenómeno así en España en el lugar dónde menos podía pensarse), Caza de brujas es una película cuyo mensaje moral se manteniene deliberadamente ambiguo durante todo el metraje. La historia sucede en un entorno universitario en el que se acusa a un profesor de agresor sexual, aunque no hay pruebas claras al respecto. Evidentemente, dichas acusaciones son un torpedo en la línea de flotación del personaje, que pronto es expulsado provisionalmente del ámbito académico y señalado por mil rumores. El profesor Gibson es joven y alguien muy cercano - quizá demasiado para algunos - a sus estudiantes, pero se toma la acusación como algo personal, no puede soportar la ansiedad de que se apliquen los protocolos y se desquicia. Este comportamiento refuerza el mensaje ambiguo de la película: no tenemos información clara acerca de si el personaje es culpable o no, pero su comportamiento agresivo (que podría ser lógico si está enfrentándose a una denuncia falsa) refuerza la impresión de que podría ser culpable. Además, se trata de un tipo arrogante, con una clara impresión de superioridad cultural sobre el resto que refuerza su aislamiento ante una circunstancia así. El personaje de Julia Roberts, una profesora un poco hastiada del ambiente académico, pero que tenía una buena relación con Gibson se encuentra en una posición muy complicada: sus simpatías pueden estar con el acusado, pero también comprende que debe atender a la presunta víctima, por lo que debe actuar como representante de la Universidad y actuar en consencuencia, máxime cuando recuerdos del pasado la golpean. Con todo este argumento Caza de brujas podría haber sido una obra tan consistente y perturbadora como La caza, de Thomas Vintenberg, pero las decisiones que toma Guadagnino a la hora de contar la historia (con personajes tan absurdos y fuera de la historia que se está contando como el marido del personaje de Julia Roberts), la enrevesan en exceso y hacen que el espectador pierda el hilo en ocasiones. Con todo, es innegable que esta obra es hija de un tiempo tan confuso moralmente como el nuestro, por lo que su visionado cuenta con indudables puntos de interés.P: 5
