(c) Marcelo Caballero.
Aún me sigue desconcertando ver, por ejemplo en cualquier shooping como algo habitual, documentos visuales de la historia grande de la fotografía del siglo XX que “hablan” de otra cosa. No es nada nuevo lo que digo. Pero me sigue dando vueltas a la cabeza todo ello. Y digo “aún” porque me sigo aferrando a la idea de observar una fotografía como un documento visual que me lleva al pasado, a un momento histórico determinado o cotidiano de nuestras vidas como si se tratara del recuerdo de un perfume. Sin embargo, hay una cosa que comienzo a aceptar y eso me produce desasosiego: la veracidad de la imagen se pone a prueba según el contexto y, no sólo por la multiplicidad de lecturas; sino por las ilusiones que producen. Y la sensación de pasado desaparece. Se construyen nuevas evidencias cada vez más alejadas del documento original.
No es lo mismo ver la foto del Che en un libro de Alberto Korda que verla en un bar.(c) Marcelo Caballero. Ponte de Lima, 2009
Este desasosiego que intuyó René Magritte a través de su serie “Esto no es una pipa”; o Marcel Duchamps y su artístico uninario; o Andy Warhol con sus latas de sopas Campbell; encuentra en el trabajo de Mike Mandel y Larry Sultan: Evidence (1977) la puerta pionera hacia la fotografía conceptual contemporánea que pone en “crisis” esa forma de mirar a la fotografía como un documento. Y según Joan Fontcuberta “después de 15 años de haber adquirido el libro sigo fascinado por la incerteza y desasosiego que me producen”. Un sentimiento que intento comprender para entender este hoy, de vivir en un tsunami de imágenes virtuales y que se merece una gran reflexión como la que encontré en El Beso de Judas del autor catalán.
Evidence. 1977
“Se trata de imágenes aséptica y obedientes de las convenciones del documento puro y duro, es decir, sin mayor aspiración que la de transmitir una información visual de la forma más clara y concisa, desprovista de cualquier tipo de impronta de <autor>” señala Foncubertaen la página 47 del libro. “Sin embargo, al escrutar el significado de estas fotografías, el más profundo surrealismo emerge de su banalidad radical”.
Evidence. 1977
Recordemos que Mandel y Sultan recopilaron fotografías que fueron usadas como documentos de evidencia por distintas organizaciones estatales americanas y al llevarlas a un libro con aspiraciones artísticas como Evidence ponían en duda la idea de documento exteriorizando sus ambigüedades internas. Algo de todo ello se estaría preguntando Korda sobre su famoso Che, si viviera en la actualidadHasta pronto!
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