Tempranillo, altura y crianza son perfectos para las mesas navideñas.
Los más previsores hace ya semanas que empiezan a llenar sus despensas de todo aquello que vestirá sus mesas en Navidad. Productos que puedan congelarse, de caducidades tardanas o ingredientes para cocinar los platos más tradicionales son algunas de las compras que se realizan durante todo este mes.
Y para acompañar las jornadas navideñas no hay que olvidar comprar un buen vino. Y es perfecto hacerlo ahora sin necesidad de correr riesgo alguno, pudiendo dejar zanjada una tarea más para dedicar toda la atención a las que, inevitablemente, deberán hacerse los últimos días.
Ahora es el momento perfecto para asegurarse qué vino se va a servir en nuestras casas o incluso qué vino se va a regalar. Para eso, es necesario encontrar un vino equilibrado en muchos sentidos que nos permita asegurarnos un buen maridaje. Puede ser que la duda sea con nosotros mismos y que aún no sepamos cuál será nuestro menú definitivo. También puede ser que pensando en los demás, no sepamos si acertaremos con un regalo así para estas fechas tan señaladas. Son dudas muy lógicas, pero Celeste Crianza 2016 nos va a facilitar mucho el trabajo.
Pensando en aquellos más clásicos, un buen Ribera del Duero no defraudará nunca. Cada botella contiene la esencia de ese sabor familiar que durante tantos años nos ha acompañado en estas fechas. Elegir para nuestros banquetes particulares este vino cumplirá las expectativas de toda la familia y, porque no decirlo, de todos los platos que hayamos cocinado. Porque si hay algo que define este vino, además de su carácter, es su versatilidad a la hora de ser disfrutado.
Elaborado con tinta fina de viñedos de altura (casi 900 metros de altura) y con una crianza de doce meses en barricas de roble francés, Celeste Crianza 2016 es el perfecto compañero para platos de carne o de verduras, para largos aperitivos, para primeros, segundos y entrantes y, como ya os explicamos en otra ocasión, incluso para postres. Porque es un vino que no cansa ni satura y es el socio fiel de solomillos, pavos, plumas ibéricas o chuletones; como también lo es para setas, quesos o verduras.
Estas cualidades nos van a permitir que su elección sea un acierto seguro, de principio a fin. Y no lo será solo para nuestros menús, ya que Celeste Crianza 2016 es un regalo impecable. Su polivalencia ante casi cualquier elaboración culinaria resulta toda una virtud para ser regalado. Porque si su contenido es válido para casi cualquier ocasión, Celeste Crianza también ha pensado en un atractivo continente para que resulte un acertado regalo allí donde vayamos.
Pago del Cielo, la bodega elaboradora de Celeste Crianza 2016, ha pensado en todos los detalles para que no podamos poner excusa alguna a que falte una botella en todas nuestras casas esta Navidad. De hecho, lleva ya once años haciéndolo, desde que su primer crianza viera la luz.
Y si durante estos años ha conquistado paladares de todo el mundo, ¿vas a quedarte con las ganas de no probarlo? Desde luego, nosotros no.