- ¿Quieres una cena ligera? No te aburras con una clásica ensalada de lechuga y tomate; innova un poco mezclando distintos tipos de vegetales como canónigos, espinacas, rúcula... Y échale imaginación con los demás ingredientes: zanahorias, maíz, brotes de soja, taquitos de pavo braseado, salmón ahumado, trozos de queso fresco, parmesano rallado,... ¡Las opciones son infinitas! Aliña con un buen chorro de limón o lima, que además te aportará vitamina C, y una cucharada de aceite de oliva. Acompaña con una rebanada de pan integral.
- El pescado es el rey de las cenas ligeras. Te recomendamos que no escojas los más grasos como el salmón o el emperador, y que te decantes por otros más ligeros como la merluza, el mero o la dorada. Una dorada al horno es un plato muy sencillo y muy barato: en una fuente dispones patatas cortadas en rodajas y cebolla en juliana, y colocas encima el pescado. Aliñas con sal, pimienta y las especias que más te gusten (el eneldo le va muy bien), además de añadir unas rodajitas de limón. Rocías con un chorrito de aceite y horneas.
- Las carnes magras son ideales para tus cenas ligeras, pero sólo si las comemos a la brasa, a la plancha u horneadas. ¡Nada de empanados, rebozados o tempuras! Una jugosa pechuga de pollo hecha en la plancha con una gota de aceite y un chorro de limón apenas nos aportará calorías pero sí sabor y saciedad. También la puedes hacer el horno con un limón abierto para dar sabor. Acompáñala por una ensalada.
- Abusar de los huevos no es bueno si se tiene el colesterol alto, así que esta cena ligera la recomendamos sólo para una noche a la semana. Escoge las verduras que más te gusten (calabacín, pimiento, tomate...), bate dos huevos y hazte una rica tortilla con la mezcla. Si ves que con sólo dos te quedas corta y va a salir poco jugosa, el truco está en añadirle una clara o dos más para darle cuerpo. Acompaña con un poco de ensalada y pan integral. ¡Y no te olvides de especiar al gusto!.
- La cena ligera ideal para aquellas que no tienen tiempo para andar cocinando o que no disfrutan con ello. Un sandwich puede ser sano y ligero si sabemos qué ingredientes añadir. Para empezar, te recomendamos que el pan sea integral y con semillas. Después, haz una base con lechuga (o espinacas o berros o rúcula) en una de las rebanadas, y añade el toque con un par de láminas de tomate o manzana. Ahora tocan las proteínas: fiambre de pavo o pollo (o asado que te haya sobrado de la comida), jamón serrano sin grasa, roast beef o salmón ahumado o marinado. ¡Todos son válidos! Una loncha de queso light para un toque de sabor más también está permitida. Para que el sandwich no quede tan seco, puedes ‘lubricar’ el pan con un poquito de aceite de oliva, una cucharadita de mayonesa light e incluso mostaza de Dijon.