[6/10] Todo el mundo conoce la historia de Cenicienta y, sin embargo, Kenneth Branagh realiza una nueva versión y lo hace bajo el paraguas de Disney. Tenemos que preguntarnos qué aporta esta nueva “Cenicienta” al mundo del cine, o quizá más bien qué aporta a la industria del cine. Porque argumentalmente no varía un ápice del cuento de Charles Perrault, y por otra parte el tono es el propio de los dibujos animados que dejaron huella en nuestra alma infantil. En el aspecto cinematográfico todo es convencional y al más puro espíritu hollywoodiense: el cine como evasión a un mundo de sueños donde todo es posible, con personajes esquemáticos que juegan al contraste para resaltar las virtudes de los buenos, con una narrativa lineal y sin recovecos que no admite más que una visión. En la tonalidad, dulzura y buenos sentimientos para ensalzar la generosidad y el valor, la bondad y el amor, la familia y el aire popular que la cinta respira.
En la vertiente industrial del Séptimo Arte, Kenneth Branagh condimenta un plato delicioso que gustará a un público amplio (fundamentalmente femenino), y no solo al mundo infantil. Como es habitual, cuida con esmero todos los aspectos artísticos que buscan crear un ambiente de ensoñación: fotografía, vestuario y puesta en escena transportan al espectador a un mundo de hadas, donde la banda sonora sinfónica se encarga de arrancar emociones y hechizo por la elegancia de los movimientos de la cámara y de la coreografía. Basta con ver la transformación de la calabaza o la entrada de Ella/Cenicienta en el Palacio para sentirse fascinado por esa magia y por esa pureza de sentimientos. Decididamente, Disney ha plantado su jardín -no sea tan secreto como el del príncipe-, aunque en él brote alguna mala hierba y envidia que amenace el final feliz. No hay que temer. Basta con echarle valor y ser generoso, y la magia se encargará del resto.
Nadie mejor que Cate Blanchett -lo mejor de la película, junto al diseño de producción- para mirar con distancia y frialdad un mundo que trata de ser bueno. Nadie mejor que Helena Bonham Carter para encarnar un espíritu tan extraño y misterioso como el del Hada. Casi nadie mejor que Lily James para suavizar tanta mezquindad con su inocencia y ternura naturales. Acierto de casting y también de enfoque al no traicionar el espíritu Disney, que quiere mostrar un mundo no como es sino se querría que fuese. Si se aceptan los postulados comerciales y se está dispuesto a soñar despierto y creer en las hadas, “Cenicienta” gustará porque su factura es elegante y cuidada (y algo cursi), porque su narrativa es clara y sin doblez, porque sus personajes son tan transparentes como sencillos. Si se espera otra cosa o la realidad de la vida o algún tipo de innovación, es mejor optar por otra película de la cartelera. En ese sentido Kenneth Branagh no engaña a nadie y da lo que promete: una puesta en escena elegante y vistosa, una versión respetuosa con el clásico de Disney.
La amabilidad y el encanto de la propuesta son indudables, y no estamos ante una película como “Maléfica” o “Blancanieves y la leyenda del cazador”, por citar dos ejemplos recientes que han adaptado cuentos infantiles con algún que otro claroscuro. Aquí todo es luz y color, castillos de ensueño con grandes salones de baile y casas campestres que parecen de caramelo y chocolate. El director no se excede en el sentimentalismo pero tampoco lo oculta, y únicamente deja ver su mano en el diseño de producción, tan enfático como atractivo, tan bonito como irreal. Estamos en el sueño y en el jardín de Disney, donde todo es hermoso y placentero.
Calificación: 6/10
111En las imágenes: Fotogramas de “Cinderella”, película distribuida en España por The Walt Disney Company Spain © 2015 Walt Disney Productions. Todos los derechos reservados.
Publicado el 1 abril, 2015 | Categoría: 6/10, Año 2015, Críticas, Fantástico, Hollywood, Romance
Etiquetas: amor, Blancanieves y la leyenda del cazador, Cate Blanchett, Cenicienta, Charles Perrault, Helena Bonham Carter, Kenneth Branagh, Lily James, Maléfica