Censura, acción ilegítima de Gobierno

Por Ezequiel Tena
El poder, esté de acuerdo o no con la opinión pública, es ilegítimo desde el instante en que cede a la tentación de aplicar la censura. Por mucho que goce de popularidad, la censura no está entre las acciones que un gobierno democrático puede ejercer legítimamente.
Apunta Mill una de las características fundamentales del Estado de Derecho (condición indispensable para la existencia de la democracia) cuando afirma que  la censura ejercida por el gobierno... “Es tan nociva, o más, cuando se ejerce de acuerdo con la opinión pública que cuando se ejerce contra ella.” Cuando Pablo Iglesias habla de prohibir los medios de información privados atenta contra la democracia. Pero de forma tan grave como Iglesias atenta también Sánchez cuando para sus fines secuestra la televisión pública. Que las televisiones privadas en España estén a un paso de ser transformadas en un monopolio informativo y que la televisión pública sea de facto un órgano publicitario del partido socialista hace que la cosa haya superado el grado de atentado o tentativa. Puede decirse que la democracia en España está gravemente herida. Sólo la contestación de los resistentes al atropello, difundidas por tantos medios como sea posible, podrá...tal vez...para todo esto.
Aquí el pasaje:

“Permítasenos suponer que el Gobierno está enteramente identificado con el pueblo y que jamás intenta ejercer ningún poder de coacción a no ser de acuerdo con lo que él considera que es opinión de este. Pues yo niego el derecho del pueblo a ejercer tal coacción, sea por sí mismo, sea por su Gobierno. El poder mismo es ilegítimo. El mejor Gobierno no tiene más títulos para él que el peor. Es tan nocivo, o más, cuando se ejerce de acuerdo con la opinión pública que cuando se ejerce contra ella. Si toda la humanidad, menos una persona, fuera de una misma opinión, y esta persona fuera de opinión contraria, la humanidad sería tan injusta impidiendo que hablase como ella misma lo sería si teniendo poder bastante impidiera que hablara la humanidad.”

Pasaje de Sobre la libertad, John Stuart Mill.