Introducción.
(Este artículo es el primero de los dos artículos que se refieren al tema de las Centrales Nucleares; en el siguiente artículo se analizarán los tres accidentes nucleares más graves conocidos).
Debo empezar por reconocer que hace ya bastantes años, era un firme partidario de la instalación de centrales nucleares en ESPAÑA; por aquel entonces, yo era todavía un “ejecutivo” joven e inexperto que conocía lo más fundamentamental de la tecnología nuclear, amén de por mis estudios universitarios de las Ciencias Físicas, por el análisis de las prescripciones técnicas que estipulaban la adquisición de los equipos básicos de cada central nuclear.
Así por ej, imaginaba que todas las centrales nucleares, en general y españolas en particular, habían sido diseñadas para resistir los efectos de las más diversas circunstancias adversas imaginables posibles, incluyendo terremotos y demás fenómenos naturales extremos que pudieran ocurrir en su emplazamiento o alrededores, de modo que las estructuras, sistemas, equipos y componentes importantes para la seguridad puedan seguir realizando sus funciones incluso en caso de concurrencia de dichos fenómenos.Por ejemplo las especificaciones antisísmicas eran una parte importante de dichas prescripciones. De forma práctica y de acuerdo con los requisitos de dicha normativa, en el diseño de las centrales nucleares españolas se tenían en cuenta los valores sísmicos registrados a lo largo de la historia en cada emplazamiento y en su zona circundante; parecía que estaban previstas todas las posibles causas de accidente nuclear y se arbitraban medidas de control eficaces y aparentemente suficientes para prevenir cualquier percance, por grave que fuera; únicamente el tema de los residuos quedaba como un problema para cuya solución, al menos a largo plazo, se arbitraba un complicado sistema de enterramiento de los mismos, previamente debidamente protegidos, aislados y encapsulados, en “cementerios nucleares” creados ad hoc.
Sin embargo,como principio general, la seguridad total no existe y por muy bien elaboradas y minuciosas que sean las prescripciones, por muy cuidadosa que sean la fabricación de componentes y el mantenimiento de las instalaciones, la reciente historia ha demostrado que han sido posibles, al menos conocidos, tres accidentes nucleares gravísimos y han obligado a reconsiderar muy seriamente todo aquello que se conoce como seguridad nuclear; el factor humano y la imposible predicción de fenómenos naturales totalmente imprevisibles máxime si se basan en las series históricas; el caso de Fukushima es un claro ejemplo.
Pero además, actualmente existe otro gravísimo riesgo sobre el que desconozco qué tipo de protección está prescrita y cuál sería su eficacia dado que constituye “secreto de estado”: se trata de la posibilidad de un ataque informático a los sofisticados sistemas de control de las centrales; preguntar por la seguridad tecnológica y cibernética de las centrales nucleares en España es, prácticamente, toparse con un muro (*).
Ni los servicios informativos de las centrales nucleares contestan ni organismos de la Seguridad del Estado dan información suficiente que pueda contemplar algo más que vaguedades; las compañías energéticas remiten al Foro Nuclear y éste apenas aporta algo de luz a un tema tan sensible como crítico, máxime en un momento en el que la alerta terrorista está marcada en nivel 4 sobre 5 (máximo).
F.J.de C.
Madrid, 13 de abril de 2021
(*)
Resultan impresionantes los efectos producidos por el reciente ataque informático al organismo SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal), pero lo que causa verdadero pavor es que se pudiera producir un ataque similar a los sistemas de control de cualquiera de nuestras centrales nucleares......
Este tema reviste especial gravedad cuando nuestro pais se encuentra en "alerta 4"(antiterrorista)