Casi sin saber cómo, arrastrado por Íngrid, la desdichada y sin embargo persuasiva conductora a la que rescata de la desierta autovía, Luis ha acabado en la fiesta de boda de una familia de la alta sociedad castellana. En esta décima entrega de Centrifugando recuerdos veremos cómo se desarrollan los acontecimientos…
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Mientras avanzan por el jardín hacia el lugar donde se congregan los invitados para hincarle el diente a las delicatesen que configuran el aperitivo y empezar a beber sin control, Íngrid va saludando a unos y otros. Poco antes de entrar en el círculo de las mesas dispuestas en un rincón idílico, flanqueado por un bosquecillo de sauces y con vistas al campo, se detiene en seco.
—Ahora sí que empieza el baile —murmura.
—¿Cómo dices?
—Tú sígueme la corriente —le pide tras una rápida mirada.
Toma aire y se dirige a la mesa más cercana al bonito arco de madera que da acceso al jardincillo, donde dos parejas departen animadamente. Luis la sigue, con la mano derecha firmemente atenazada por la mano izquierda de ella, cuyos dedos aprietan más conforme se aproximan a su…
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