Durante las vacaciones he podido escribir un par de capítulos de Centrifugando recuerdos y acabar de definir el desenlace, que llegará en las próximas semanas. Ya estoy de vuelta, así que os dejo con Luis, Sara y Tere, que empiezan a cerrar etapas.
El ‘Losing my religion’ de R.E.M. le pone la banda sonora.
(Los capítulos anteriores los puedes leer aquí)
Luis conduce con las ventanillas bajadas del todo. La brisa nocturna atraviesa el vehículo, tropezando con el obstáculo humano, y él lo agradece, pues desde que abandonó el Pirineo es la primera vez que nota erizársele el vello de los brazos y la nuca. Ese es uno de los motivos por los que ha decidido emprender el viaje de noche; el otro es que no tenía sentido prolongar la situación. Ya sabe todo lo que tenía que saber y ha hecho todo lo que estaba en su mano para convencer a Sara de que se dieran una oportunidad.
«A lo mejor la gitana no sabe tanto como dice. A lo mejor lo que esperaba Sara de mí es que la dejara en paz de una vez… No sé, pero da igual. Lo que tenga que ser, será», se repite en bucle, tratando…
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