Revista Insólito
La escena parece sacada de una película de ciencia ficción, pero no es ninguna fantasía: un investigador ha logrado controlar, de una forma muy básica, el movimiento de la mano de un colega enviando una señal cerebral a través de Internet. El inquietante experimento, realizado por una pareja de científicos de la Universidad de Washington, sugiere que no es descabellado pensar que en el futuro será posible la comunicación entre cerebros sin hablar e, incluso, se podrán controlar los movimientos de otra persona a distancia.Para su demostración usaron un videojuego. El investigador Rajesh Rao consiguió que su colega Andrea Stocco presionara el botón del teclado cuando él le transmitió la indicación enviándole una señal de su cerebro a través de internet. Rao estaba sentado viendo en una pantalla el desarrollo del videojuego. En la cabeza llevaba el interfaz, un gorro con electrodos, que estaba unido a una máquina de electroencefalogramas como la que usan los médicos para registrar la actividad cerebral desde el cuero cabelludo.Su colega Stocco estaba en otra sala del campus, con su mano derecha colocada encima del teclado y su dedo índice sobre la tecla para accionar el videojuego. En la cabeza llevaba un gorro de nadador en el que se había colocado un dispositivo para aplicar una técnica terapéutica denominada estimulación magnética transcraneal. El dispositivo se dispuso encima del área cerebral que controla el movimiento de la mano derecha. Cuando recibió el estímulo procedente del cerebro de su colega, presionó la tecla con su dedo. Según describió, sintió como un tic nervioso.Los investigadores han dado así un paso más que sus colegas de la Universidad de Duke, que en febrero lograron que dos ratas que estaban en países distintos se comunicaran a través de sus cerebros. Transformaron la actividad cerebral de una de ellas en estímulos eléctricos que llegaron a la otra a través de internet y les permitió colaborar para conseguir un objetivo común: accionar una palanca de la que ambas obtendrían agua. En Harvard se logró algo parecido entre un humano y una rata, así que éste sería el primer experimento de este tipo con dos humanos.