El gusano lancet fluke se apodera del cerebro de una hormiga y la controla para que suba a lo alto de una hoja de hierba donde serán engullidos por un rumiante en cuyo estómago se reproduce el gusano; algo similar ocurre con la mente del hombre cuando la religión le plantea el sometimiento del interés propio a la voluntad de Dios. El cerebro de la hormiga es pirateado por un gusano, mientras que los cerebros humanos son pirateados por ideas erróneas, y la cuestión es que le sucede a la mayoría de la población mundial.
La mayor parte del movimiento cultural actual no es pensamiento brillante, nuevo, creativo, es repetitis infecciosa. Por eso son tan peligrosas las ideas equivocadas que se repiten de generación en generación, como un virus.
En la época de la conquista europea en América, los virus, fueron los que acabaron con los nativos, ya que los visitantes ya estaban inmunizados a ellos despues de varias generaciones, pero eran algo nuevo en los pueblos indígenas que no pudieron soportarlos. Hoy día se repite la historia, pero esta vez los virus son las ideas tóxicas: prensa, películas, moda, belleza, baile, bares, nuevas tecnologías, que se esparcen por todo el mundo y acaban con culturas enteras, destruyen idiomas, tradiciones. Esta sociedad tiene inmunidad a todo esto, por eso es que -por ejemplo- la pornografía y la prostitución campan a sus anchas y no nos importa, pero para muchas personas en el mundo si que son importantes.
Debemos mirar el acontecer con una perspectiva moral neutra, observando los hechos y las implicaciones sin lugar al apasionamiento moral; por cuestiones como estas es que hoy muchos profesionales encuentran reparos a la ley de la salud sexual y reproductiva, y no entienden que se debe al apasionamiento moral creado por el virus de las ideas decadentes que han anidado en sus cerebros.