Revista Bares y Restaurantes
Hacía, (casi) literalmente, siglos que no caía una Franziskaner en mis manos. Entre otras cosas, porque no la recordaba con demasiado cariño. No digo que sea mala, simplemente, no tenía un recuerdo de ella en plan de "oh dios mío, esta cerveza ha marcado un antes y un después en mi vida y a partir de ahora no podré vivir sin ella".
No, la verdad es que la recordaba más o menos normaluja y, por alguna razón concreta, nunca la había vuelto a coger.
Dado que hay unas cuantas variedades, decidí coger dos aleatoriamente para ver si daba la casualidad de que completaba la colección. Afortunadamente, ésta lo hace :)
El caso es que una vez probada, recuerdo por qué nunca la volví a coger. Lástima de la otra que hay en el frigorífico esperando su momento...
Curiosea el resto del post... »