Revista Bares y Restaurantes

Cervezas: Kujo

Por Elmapachefeliz @MapacheFeliz

Cervezas: Kujo

Cervezas: Kujo

Análisis previo:


Hoy estamos ante una cerveza de una de esas empresas que no fallan: Flying Dog. Mira que nuestra primera experiencia con ellas fue la Snake Dog IPA y acabó en el fregadero... y a día de hoy siempre acabo con alguna en la bolsa cuando voy de compras.
En concreto, la afortunada de hoy es Kujo, una imperial coffee stout de 8'9%. Así de primeras lo que esperamos es una cerveza negra, de alta graduación (vale, esto ya lo sabemos), amarga, potente y densa. Básicamente, un chapapote. Ah, y es de suponer que sabrá a café... aunque sea mucho suponer.
La botella por fuera es un clásico Flying Dog: un dibujo raro y siniestro, el nombre de la cerveza, los cuatro datos indispensables y poco más. Atractiva es, desde luego, pero no por darnos información.
Dado que no hay mucho más que pueda decirse, salvo que uno de sus ingredientes es café... es hora de abrirla :D

La cata:


Y eso hacemos, abrirla. Olemos y... vaya, vaya, vaya. Se nos mete el café tostado hasta la última neurona y alveolo pulmonar. Porque éso es lo que vamos a encontrar: café y tostado, tostado y café.
Echamos en la copa y, para variar, no somos capaces de hacer mucha espuma. Percibimos un semi líquido tirando a gelatinoso que ya al final crea una pequeña capa de espuma marrón clarito, muy entre chocolate y café, lleno de burbujitas pequeñas. Precioso, estoy a punto de llorar.
Miramos al trasluz y obviamente no vemos nada: sólo negro, infinito negro. Dado que por la vista no vamos a sacar nada, arrimamos de nuevo la nariz, ya en copa abierta y... sí, definitivamente café, tostado, muy ligero alcohol, quizás algo de chocolate e incluso algo de... vainilla. De hecho, el olorcillo que queda es muy de café hecho en casa, mezcla café bueno y café capuchino con ligeros toques de esencia de vainilla. Sí, lo que viene siendo mi desayuno de fin de semana.
Procedemos a dar un trago. Lo damos. Nos hemos llenado. Esta cerveza ya dije que parecía densa. Pues me equivoqué: el concepto de denso toma un nuevo significado. Se hace complicada de absorber y es masticable. Curioso, pero... quizás excesivo.
Los 8'9% no se notan por ningún lado. Bueno, miento: se notan en que la cabeza se pira un poco, pero no en boca. La boca está hipersaturada de pegajoso, malta torrefacta.
Sobre el amargor que esperábamos... pues sí, aparece por ahí al final de la boca y se apodera de todo. Conclusión: nos funden con café y tostado, nos revientan con amargo. Y con densidad, no olvidemos la barbaridad de densidad que tiene esto.
Llegado este punto de saturación, sólo nos queda un pequeño detalle: el burbujeo. A simple vista no podría asegurar si ahí dentro hay burbujas o un cadáver atrapado, pero en boca sí podemos decirlo: hay burbujas vivas, chiquitísimas y picantonas, que aportan cierto frescor a la cerveza.
El cierre de esta cerveza es que no tengo muy claro si me gusta, me disgusta, la odio, la adoro... es un compendio de sensaciones contradictorias que no me llevan a ninguna parte. Vale, está muy rica y es una bestialidad, pero de tan bestia, quizás se han pasado un poco.
Venga, calificación: para mapaches hechos y derechos, de los de verdad.

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