Revista Cultura y Ocio
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La tarde cocinera se detieneante la mesa donde tú comiste;y muerta de hambre tu memoria vienesin probar ni agua, de lo puro triste.
Mas, como siempre, tu humildad se avienea que le brinden la bondad más triste.Y no quieres gustar, que ves quien vienefinalmente a la mesa en que comiste.
La tarde cocinera te suplicay te llora en su delantal que aún sórdidonos empieza a querer de oírnos tanto.
Yo hago esfuerzos también; porque no hayvalor para servirse de estas aves.Ah qué nos vamos a servir ya nada.
César Vallejo en Trilce (Ediciones Cátedra, 1991).