Revista Ciencia
En otra sesión de experimentos fotográficos en el Teyú Cuaré el modelo que mejor se portó con los fotógrafos fue este Chacurú chico, grandes ventajas tuve por el simple hecho de dejar guardado el flash en la mochila y utilizar como única fuente de iluminación la poca cantidad de luz solar que ilumina el sotobosque selvático. Haber intentado este tipo de fotografía con mi vieja pero rendidora D200 hubiese sido una pérdida de tiempo; aquí exprimiendo el sensor de la D3200 con ISO elevado hasta 3200 pude lograr velocidades de disparo de 1/320 trabajando con aperturas de f/8 donde mejor se desenvuelve mi lente. Resulta ridículo pretender que una cámara de tecnología del año 2005 se desenvuelva como lo hace una del 2016, 11 años es un abismo de diferencia con el avance que hubo en la parte electrónica, pero es lo que tengo y sigo sacandole provecho.