Música divertida (¡incluso a pesar de dar cabida a cierto mensaje político!), contra el mal rollo que se ha propagado como una mancha de aceite sobre todos nosotros. La que me ha tenido berreando este verano con mi mujer y mis dos hijos en el coche, desbordados como íbamos de sol y salitre. Y eso que -eso dicen- este último disco de Katy Perry por lo visto baja un poco el nivel con respecto a los anteriores, y parece que el idilio de la californiana con su público empieza a dar señales de agotamiento. Pero oigan: a mí esto me chifla. Me sobran -qué le voy a hacer, clasicorro que es uno- la parte aquella rapeada por el que parece es el nieto de Bob Marley, y las ínfulas de trascender de su letra, pero todo lo demás (la fastuosa producción que no deja explotar el sonido hasta transcurrido casi un minuto del tema, la tontísima pero adhesiva rima bubble/trouble, y un estribillo de esos en los que uno ve fuegos artificiales) me pone de muy, muy buen humor. Music for the masses, sí, pero (a ver si lo entienden esos que flirtean con la idea de auto-erigirse en “La Voz Del Pueblo”) para masas de gente Muy, pero que Muy Distinta.
Anuncios Publicado en: Greatest HitsEtiquetado: 2017, Capitol, Katy Perry, Pop, WitnessEnlace permanenteDeja un comentario
